El Sporting de Gijón acaba de hacer oficial la llegada de Xavi Torres al conjunto asturiano, tras rescindir el año de contrato que aún le quedaba con el RBB. De esta manera, Torrecilla continúa avanzando en el capítulo de descartes, tarea necesaria para hacer hueco a los refuerzos que aún deben llegar a Heliópolis para rematar una plantilla a todas luces insuficiente. Hasta la finalización del mercado veraniego, los técnicos deben aún avanzar con el resto de descartes que aún siguen perteneciendo a la disciplina verdiblanca (Vargas, Kadir, Digard y Portillo), si es que de impulsar al equipo hacia cotas mayores se trata. El Betis aún no ha reflejado en sus medios oficiales la noticia de la desvinculación del centrocampista de Jávea, que arribó a la disciplina verdiblanca durante el verano de 2.013. Su paso por Heliópolis será recordado por la grave lesión en el tendón de aquiles sufrida ante el Rijeka en un partido de la EL y por su vinculación en el caso de los amaños protagonizado en el tristemente célebre encuentro ante Osasuna, con el que el equipo se despidió de la categoría tras una ominosa campaña.
Fue aquella larga y cálida noche de verano, allá por el año 1977. El Real Betis Balompié logró coronarse campeón de la primera Copa del Rey, tras derrotar contra todo pronóstico a un rutilante Athletic de Bilbao. Aquella gesta afianzó ese Manquepierda inherente al club de las Trece Barras, ese aire mágico de una sociedad de ascendencia inequívocamente masónica. Nada de conformismo, siempre a por la victoria, incluso cuando los astros señalan que no es el día.
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