Tras la disputa del encuentro de esta noche, en el que el RBB ha vencido al Sporting lisboeta (2-3) merced a un hat-trick del sempiterno Rubén Castro, van quedando claros varios aspectos de cara al comienzo de la temporada. Por una parte, Poyet está poco a poco imprimiendo su sello en este equipo, los jugadores van interiorizando sus planteamientos y el juego del equipo comienza a ser reconocible. El Betis quiere el balón, sufre sino lo tiene y presione arriba para intentar recuperarlo lo antes posible. El técnico propone alternativas en el juego otra parte y ello permite obtener resultados aunque no se juegue del todo bien. No obstante, a pesar de la jugosa concatenación de resultados positivos logrados, el equipo adolece de fuerza en la medular y los centrales, por momentos, transmiten inseguridad. De ningún modo, estas victorias pueden ocultar las necesidades perentorias que el conjunto todavía tiene. El buen trabajo de Torrecilla debe ser refrendado con la llegada de un central zurdo y al menos un centrocampista de peso que otorgue músculo y verticalidad.
El comienzo del encuentro en el Estadio Algarve de Faro no comenzó de forma halagüeña para los intereses heliopolitanos ya que el Sporting se adueñó pronto de la posesión y las llegadas al área bética fueron incesantes. Poyet introdujo de inicio un dibujo novedoso, con tres centrales, dos laterales largos y dos puntas natos. Rebasado el cuarto de hora el mejor juego del Sporting tuvo sus frutos, tras una gran escapada de Martins por banda derecha que le permitió colocar el esférico en el área pequeña para que el argentino Alan Ruíz remachara a la red después de anticiparse a los centrales. Con anterioridad al gol portugués, Ceballos asistió a Rubén Castro desde la frontal pero el delantero canario no llegó por muy poco al balón servido por el canterano. Los hombres de Poyet siguieron sin carburar hasta poco antes de la media hora de partido pero de nuevo Ceballos, tras robar en la medular, abrió al hueco donde vio la llegada de Sanabria. El ariete paraguayo llegó hasta la línea de fondo y colocó un centro medido para que Castro, sin oposición, cabeceara al palo contrario del portero para devolver la igualada. Y ahí no quedó la cosa ya que dos minutos después Martin, tras un nuevo robo, vio la posición del canario en el interior del área que controló y, de fantástica maniobra, armó la pierna para introducir de nuevo la pelota en el marco de Rui Patricio. El Sporting acusó el golpe y el Betis logró recomponerse, que siguió llegando fácilmente a las inmediaciones del área portuguesa.
Tras el paso por vestuarios, en el que Poyet dio entrada a Gutiérrez por un acertado Ceballos, la situación no cambió. Los hombres de Poyet, a pesar de las imprecisiones, se encontraban cómodos en el campo y antes de la hora de partido Castro redondeó su triplete. El canario, tras controlar en el interior del área un pase en largo, asistió a Sanabria, con quien parece entenderse muy bien. El paraguayo, de espaldas, estuvo a punto de marcar y sería el máximo goleador de la historia del club quien, tras recoger el rechace, el que batiera por arriba al meta luso. El partido parecía visto para sentencia pero los hombres de Poyet bajaron un poco el ritmo y el Sporting comenzó a llegar, aunque sin peligro, a la meta defendida por entonces por Manu Herrera, que había sustituido a Giménez y disputaba de esta manera sus primeros minutos como verdiblanco. Sería en el bote de una falta cuando el recién incorporado Slimani cabecearía sin oposición a la red, dejando a la zaga bética en evidencia. el 2-3 no sobresaltó a los béticos y llegó al momento del pitido final sin pasar demasiados apuros. De esta manera, El Betis lograba una victoria más en esta pretemporada triunfal y de paso se alzaba con la Ibérica Cup, que se le había resistido en las otras dos ocasiones en las que asistió a esta cita como invitado. Durmisi, Martin y Sanabria comienzan a demostrar el motivo de su contratación pero el resto aún tiene que rodarse. Insisto, el bloque tiene fisuras y la plantilla debe reforzarse de forma necesaria para dar ese prometido salto de calidad. Por cierto, señores del Consejo, ¿A qué esperan para renovar de forma vitalicia al dorsal 24?
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