Desgraciadamente, la singladura de Dani Ceballos como jugador verdiblanco ha tocado a su fin. El RBB ha hecho oficial esta mañana la salida del centrocampista utrerano con destino al Real Madrid, después de haber acordado ambos clubes las condiciones del traspaso. La negociación no ha sido fácil, sobre todo tras la negativa de los rectores verdiblancos a recibir el montante de la operación en varios plazos, como sugería la entidad de Concha Espina. En las oficinas del Villamarín sabían que ese dinero era esencial para continuar con la planificación del equipo y se mostraron contundentes en este sentido, dispuestos incluso a percibir un montante inferior si era necesario. La negociación pudo reconducirse al final por unas vías amigables y ello facilitó el entendimiento entre clubes. Tras su estelar actuación en el pasado Europeo Sub-21, donde fue galardonado con el MVP del torneo, el canterano tuvo claro que su futuro se encontraba lejos de Heliópolis. De nada sirvieron los intentos del Consejo, de Setién y del propio Serra Ferrer de convencer al futbolista para que prolongara su vinculación con la entidad de las Trece Barras una o dos temporadas más. El fichaje de Ceballos por el Real Madrid dejará en las arcas béticas en torno a 14,5 M €, cantidad muy inferior al valor real del talentoso valor de la cantera. Esta circunstancia ha estado en buena medida propiciada por la pésima gestión de los rectores béticos, incapaces de atar al futbolista cuando empezó a esbozar esos destellos de magia que llamaron la atención de los grandes imperios balompédicos del planeta. Ceballos firmará un contrato con el conjunto capitalino para las próximas seis temporadas y será presentado la próxima semana en el palco del Bernabéu.
Las redes sociales, agitadas a más no poder, han destilado sentimientos y opiniones enfrentadas de aficionados que han querido manifestar su opinión, casi siempre visceral y ofuscada. Unos pocos, los menos, han entendido la actitud del futbolista, tan obcecado como estaba en no dejar pasar el tren que se le había presentado, a pesar de su rabiosa juventud. Otros, más realistas, conocedores del mercado y del talante desinteresado y oportunista de la inmensa mayoría de jugadores, nunca se creyeron el beticismo del futbolista y han expresado de forma flemática su agradecimiento por la entrega demostrada durante los tres años que defendió el escudo de las Treces Barras. Por último, un buen número de aficionado se sienten traicionados, indignados y contrariados al comprobar que el corazón de Ceballos nunca ha respirado en verdiblanco. Ese sentimiento ilusorio e incorruptible que aflora en las gradas, ese que tenemos inoculado en las venas de la forma más irracional, es incompatible con el ejercicio profesional del deporte y eso es un hecho constatado que deberíamos aprender de una vez por todas. Competente, de comportamiento intachable, fascinante con el balón en los pies, hasta ahí estamos todos de acuerdo. Sin embargo, la perversidad en la conducta de Ceballos fue engañar a todos aquellos que vitoreaban su nombre cuando apuntaba con su dedo al escudo, y eso es lo que más ha dolido, al margen de su perdida.
En definitiva, Dani Ceballos es desde hoy historia del Betis. El futbolista se despide del Betis habiendo defendido la elástica verdiblanca en 105 ocasiones, con más de 7.000 minutos disputados en los que vio puerta en siete ocasiones. En primera división anotó dos goles, los anotados la pasada temporada en Villamarín ante Eibar y Atlético de Madrid. Afortunadamente, contamos con la sapiencia futbolista de Serra Ferrer, que a buen seguro tendrá ya esbozados los pasos que hay que dar para suplir esta importante baja que, unida a la de Rubén Castro, suponen un serio contratiempo para la confección de un bloque que de una vez por todas eleve la fiabilidad del equipo. Indudablemente, ambas salidas entraban dentro de lo esperado, con lo que es de suponer que el área de planificación deportiva del club, encabezada por el de Sa Pobla, tendrá avanzados varios movimientos en el mercado que ayuden a subsanar esta situación de indudable pérdida de calidad sufrida en dos líneas fundamentales, la creación y el ataque.
