La secretaria técnica encabezada por Lorenzo Serra Ferrer sigue realizando movimientos en el mercado que permitan afrontar el inicio del campeonato en las mejores condiciones. El vicepresidente deportivo del club sigue manejando el mercado con la idea clara de recomponer un equipo que se encontró descompasado y falto de calidad. En este sentido, el club ha hecho público este mediodía el traspaso de Jonas Martin al Estrasburgo después del acuerdo alcanzado entre clubes para que el centrocampista francés pueda regresar a la Ligue 1. Concluye de esta forma la aventura de Martin en Heliopolis, una única temporada donde las lesiones, la dinámica negativa del club y las lagunas propias de su juego le han impedido hacerse con un hueco en el equipo. Jonas Martin disputó la pasada campaña algo más de 1.200 minutos repartidos en 22 partidos (20 en liga y 2 en copa), en los que logró marcar 2 goles, los anotados en La Rosaleda y en el Benito Villamarín ante el Eibar. Todas las esperanzas que había depositadas en este futbolista se vieron pronto difuminadas tras la lesión sufrida en la jornada inaugural del campeonato en el Camp Nou, bien es cierto que cuando reapareció tampoco dio muestras de esa llegada y último pase que supuestamente avalaron su contratación. El montante de la operación ronda los 2,5 M€, cifra similar a la invertida por el Betis el verano pasado. Al 1,5 M€ que ingresará el equipo en sus arcas en concepto de traspaso hay que añadir otras cantidades en variables, así como cantidades que el futbolista ha dejado de ingresar. Jonas Martin firma por el club francés por tres temporadas y el Betis se guarda un porcentaje de una posible venta futura del centrocampista. Con la salida de Jonas Martin del equipo queda practicamente descompuesto el tristemente célebre "mejor centro del campo de España después del de los grandes", desafortunada frase que utilizó Miguel Torrecilla para defender su labor y que a la postre señaló su desastrosa labor en Heliópolis. Tan solo Brasanac permanece en el equipo un año después de aquellas declaraciones, síntoma inequívoco del disparate perpetrado por el ex director deportivo del club y de todos los que se creyeron o defendieron sus palabras.
Fue aquella larga y cálida noche de verano, allá por el año 1977. El Real Betis Balompié logró coronarse campeón de la primera Copa del Rey, tras derrotar contra todo pronóstico a un rutilante Athletic de Bilbao. Aquella gesta afianzó ese Manquepierda inherente al club de las Trece Barras, ese aire mágico de una sociedad de ascendencia inequívocamente masónica. Nada de conformismo, siempre a por la victoria, incluso cuando los astros señalan que no es el día.
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