Parecía complicado deteriorar la esperpéntica imagen ofrecida por el equipo ante equipos como Alavés, Granada o Las Palmas. Resultaba difícil provocar un enfado mayor a esta zarandeada y apaleada afición. Era impensable imaginar a un equipo exhibiendo más carencias que las aireadas a lo largo y ancho de una década nefasta. Sin embargo, este Betis cadavérico de Haro y Catalán, este Betis mortecino y enteco de Torrecilla y Víctor, este Betis no parece tocar nunca fondo y esta noche ha vuelto a pisotear el escudo. Y me atrevería a decir que de la manera más deshonrosa, ominosa y perniciosa de todas en las que se ha atrevido a hacerlo durante los últimos años.
Y eso son palabras mayores en el marco de un club que colecciona bochornos con una procacidad que asusta, un club que devora la paciencia de una afición que, más dividida que nunca, ya no sabe qué decir. El equipo de VSDA perdía por dos a cero al cuarto de ahora ante un equipo que no se había esforzado en absoluto para atesorar tal ventaja. Asombrado por las facilidades encontradas, el cuadro pepinero cedió el protagonismo del balón y aguardó para dar el estacazo definitivo. En la segunda parte llegarían dos tantos más para jolgorio de una afición que pasó una de las noches más felices de su historia, a costa de un Betis desdibujado y moribundo que no sabía ni donde estaban los límites del rectángulo de juego. El Lega ya acaricia con las dos manos esa ansiada permanencia, premio obtenido merecidamente en la temporada de su estreno en la máxima categoría.
Y eso son palabras mayores en el marco de un club que colecciona bochornos con una procacidad que asusta, un club que devora la paciencia de una afición que, más dividida que nunca, ya no sabe qué decir. El equipo de VSDA perdía por dos a cero al cuarto de ahora ante un equipo que no se había esforzado en absoluto para atesorar tal ventaja. Asombrado por las facilidades encontradas, el cuadro pepinero cedió el protagonismo del balón y aguardó para dar el estacazo definitivo. En la segunda parte llegarían dos tantos más para jolgorio de una afición que pasó una de las noches más felices de su historia, a costa de un Betis desdibujado y moribundo que no sabía ni donde estaban los límites del rectángulo de juego. El Lega ya acaricia con las dos manos esa ansiada permanencia, premio obtenido merecidamente en la temporada de su estreno en la máxima categoría.
Comparecía el Betis en Butarque con la baja sensible de Ceballos, que no pudo superar a tiempo sus molestias y se quedó en Sevilla por precaución. Al margen del utrerano, la principal novedad en el once la protagonizaba Álex Martínez, ocupando el puesto de Durmisi. La ausencia del danés generó no poca controversia en los foros, inadmisible a mi modo de ver salvo que su suplencia se debiera a problemas físicos. VSDA colocó una medular con Jonas Martin, Brasanac y Rubén Pardo, línea que por momentos se vio reforzada por la sorprendente presencia adelanta de Mandi. El experimento no funcionó. Castro y Alegría eran una vez más las referencias atacantes del equipo. El ariete extremeño trazó una buena diagonal, instantes después del pitido inicial, para cabecear un centro de Pardo al corazón del área. Esta tempranera ocasión resultó ser un espejismo. A los cinco minutos Álex Martínez desvió con su mano un centro lateral y el colegiado, a instancias del asistente, señaló el punto fatídico. Szymanowski no desaprovechó la oportunidad para poner a su equipo por delante, engañando a Adán en el lanzamiento del penalti. El equipo acusó el golpe y comenzó a deambular por el césped, corriendo sin orden ni concierto, incapaz de sacar el balón jugado ante la tímida presión del rival. Al cuarto de hora, la desidia de la zaga facilitó mucho las cosas a El Zhar, que se internó a trancas y barrancas en el área y batió por bajo de nuevo a Adán. En la jugada quedó retratado Tosca, infame el marcaje, el posicionamiento y la actitud defensiva. Los locales no se lo podían creer. Naturalmente, eran perfectos conocedores de las miserias verdiblancas pero nunca hubieran pensado que el encuentro podía ponerse tan de cara en apenas quince minutos. Sobrepasada la media hora Castro lo intentó desde lejos pero el chut se marchó muy desviado. Jonas Martin probó suerte un minuto después pero el disparo mordido del francés concluyó sin incidencias. Rafa Navarro, lo único salvable del encuentro, realizó una buena internada por banda pero el centro defectuoso impidió que la intentona llegara a mayores. El colofón a este penoso primer tiempo la colocó un lanzamiento de falta de Álex Martínez que se marchó a las nubes.
Víctor decidió no mover el banquillo en el inicio del segundo acto. Ni un solo cambio a pesar de la funesta demostración de endeblez mostrada, ni una sola idea para intentar de enderezar el rumbo de los acontecimientos. Los mismos hombres, daba igual que la medular se hubiera mostrado incapaz de generar juego, la zaga hubiera sido un coladero y los puntas hubieran estado desenganchados del equipo. Naturalmente, el escenario no varió. El Betis continuó manejando más la posesión pero lo hacía en zonas intrascendentes del campo. Adán apenas tenía trabajo, sus intervenciones solo habían consistido en sacar dos veces el balón del fondo de la portería. El Leganés siguió sin pasar apuros, la inoperancia del rival resultaba demasiado manifiesta y el equipo de Garitano se defendía con suficiencia. El padecimiento de los que todavía aguantábamos frente al televisor se hacía inabarcable. Rubén Pardo, de los pocos activos de la plantilla que se sale de la horrenda mediocridad, vio como Gabriel le rebañaba un balón en la medular y el delantero brasileño no se lo pensó, al observar la posición adelantada de Adán. El chut lejano se convirtió en el tercero de la noche y en uno de los goles de la temporada. Extasis en la grada. Joaquín y Cejudo reemplazaron, ahora si, a Álex Martínez y Jonas Martin. El equipo se convirtió en un pollo sin cabeza. La mayor posesión no servía de nada y la endeblez atrás hacía presagiar una goleada de escándalo. Alegría cabeceó a las manos de Herrerín y, minutos después, una asociación entre Castro y Joaquín concluyó con un disparo del canario que fue repelido por la cabeza de Siovas. El bagaje ofensivo era del todo insuficiente. Instantes después, un pundonoroso Alegría volvió a rematar un buen centro del rumano Tosca, que transitaba desde hacía muchos minutos en la posición de lateral. Herrerín abortó el peligro en la más clara ocasión del partido para los béticos. El envite estaba finiquitado pero Szymanowski se encargó de ponerle la guinda a la victoria de su equipo. El argentino recogió el balón en el costado derecho, se proyectó hacia el marco de Adán y auxiliado por la vergonzosa pasividad de la defensa batió al meta heliopolitano por cuarta vez. Fue doloroso comprobar una vez más las lamentables prestaciones defensivas de Mandi, ¡Qué horror! Cuatro llegadas, cuatro goles. Para enmarcar. El epílogo a esta dramática actuación global lo escribió Tosca. El lateral rumano remató a bocajarro un balón que perdió la trayectoria del marco tras golpear en el cuerpo de Rubén Castro. Fin del encuentro, muy probablemente el último que tendrá a Víctor Sánchez del Amo como inquilino del banquillo bético. El Consejo y Torrecilla no habrían querido llegar a este extremo pero se han visto abocados a tomar medidas de forma irremisible.
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