La fiesta por el estreno del remozado Benito Villamarín quedó completada con una inolvidable victoria ante el Celta de Vigo que desbordó la ilusión por cada rincón de las atestadas gradas del coliseo heliopolitano. La remontada protagonizada por el conjunto bético se cimentó a base de implicación, intensidad y gracias a la implicación de un equipo solidario que mostró un físico portentoso en todas las líneas. Se vaciaron los verdiblancos en el campo y lograron decantar la balanza de su lado para alborozo de una parroquia entregada. A pesar de la gris actuación del cuadro vigués, la victoria fue sufrida y trabajada, quedando rubricada a falta de un cuarto de hora para la conclusión. El resultado se puso en contra antes de los diez minutos y el ambiente se congeló momentáneamente en las gradas. El Celta no había aparecido por las inmediaciones del arco defendido una temporada más por Antonio Adán pero una desaplicación defensiva permitió a los hombres de Unzué ponerse por delante en el electrónico. Vinieron después minutos de desconcierto pero el equipo supo sobreponerse y a la media hora llegó el empate. Tras el paso por vestuarios el encuentro pasó por momentos de incertidumbre y alternativas pero el físico, la contundencia, los centímetros y la brega posibilitaron la remontada, para felicidad de una afición muy necesitada de alegrías. La victoria no debe esconder ciertas carencias, tal vez demasiadas, que siguen señalando a un bloque ostensiblemente superior al de la pasada temporada. La euforia no es buena consejera pero la ilusión tal vez sea inevitable, sobre todo al imaginar lo que puede lograr este equipo cuando todas las piezas estén engarzadas y los refuerzos empiecen a justificar los motivos de su contratación.
En los prolegómenos del choque se guardó un emotivo minuto de silencio por las víctimas del atropello masivo de Barcelona, el mítico Pedro Buenaventura y la ciudadana bética Rocío Cortes, recientemente fallecida de forma dramática. Quique Setién no sorprendió demasiado con su once, llamando únicamente la atención la incursión del canterano Francis por el flanco izquierdo. Durmisi por Tosca, Javi García por delante de los zagueros y Francis en el puesto de Nahuel, que se quedó fuera de la convocatoria, fueron los cambios en la alineación inicial con respecto al mustio debut del pasado domingo en el Camp Nou. El equipo saltó al deteriorado césped del Villamarín con Adán, Barragán, Mandi, Feddal, Durmisi, Javi García, Guardado, Camarasa, Joaquín, Francis y Sergio León. Enseguida se pudo comprobar que Guardado, que recibirá el próximo domingo un homenaje del PSV, su anterior equipo, donde carbura realmente es en posiciones más adelantadas, dejando la labor de la resta a un imperial Javi García. Los centrales viven mucho más desahogados con la presencia del murciano, Mandi parece otro futbolista, bien secundado con la contribución de Feddal, poderoso por arriba y por abajo. El Betis salió a por todas, arrebatado e impetuoso, mandón aunque sin generar ocasiones de peligro. Sin embargo, un despiste en la marca a la salida de un córner dejó incomprensiblemente libre de marca a Maxi Gómez, que cabeceó a placer para poner a los suyos en franquicia. El gol fue finalmente concedido a Camarasa, que desvió la trayectoria del esférico para hacer aún más imposible la labor al meta bético. El equipo acusó el golpe y escuchó algunos pitos de un público que se temía lo peor. El Celta se prodigó con algunas llegadas en los minutos siguientes al gol pero el Betis supo recomponerse y volvió a hacerse dueño de la contienda. Guardado, omnipresente, sirvió de enlace entre líneas, Joaquín mantuvo la posesión cuando más apretaban los gallegos y Sergio León se fajó como un coloso, impulsando la presión alta que practicaba el equipo. A la media hora llegó el empate. Guardado, majestuoso en todo lo que emprendía, colocó un centro medido al corazón del área que León cabeceó con suficiencia. El servicio llevaba impreso una comba diabólica que dejó en mal lugar a Sergio y a los centrales, que no pudieron detener el vuelo del ariete cordobés del Betis. En los minutos finales pudo Sergio León darle la vuelta al marcador pero no llegó por centímetros al centro de Durmisi desde el costado, que desvió levemente Roncaglia en boca de gol. El público supo recompensar el esfuerzo al equipo cuando De Burgos Bengoetxea indicó el camino de la caseta.
Tras el tiempo de descanso las fuerzas parecieron igualarse. Aunque sucedía en zonas intrascendentes del terreno de juego, el Celta comenzó a tener la posesión y obligó a los pupilos de Setién a correr más de lo que al cántabro le hubiera gustado. En estos momentos de indecisión apareció de nuevo la figura de Guardado, que volvió a tirar del equipo y logró que los suyos recuperaran la iniciativa. El mexicano, liberado por la presencia de Javi García, le otorgó al equipo una cohesión inaudita. Presión alta en la salida del balón de los centrales, ubicuidad en la medular y forcejeo cuando la circunstancias lo demandaban, fueron algunas de las contribuciones del veterano centrocampista llegado este verano de la mano de Serra Ferrer. ¡Cuánto sabe de esto el de Sa Pobla! Incluso pudo el de Jalisco haber anotado el segundo, al cabecear con la coronilla un centro medido de Joaquín pero Sergio anduvo rápido de reflejos para mandar el balón a córner. De nuevo un centro de Joaquín puso en jaque la integridad de la meta céltica pero de nuevo Sergio anduvo atento para desviar con los dedos cuando Sergio León se alzaba con voracidad. Tello debutó por fin, reemplazando a un voluntarioso Francis junto a la cal. El extremo de Sabadell evidenció estar necesitado de ritmo pero cooperó en labores defensivas cuando el Celta pretendía a la desesperada equilibrar de nuevo el marcador. El Betis culminó la remontada gracias al testarazo poderoso de Feddal, que se valió de su envergadura para superar a su marcador y llevar el éxtasis a las tribunas. Joaquín sacó en corto desde la esquina y Guardado, que demostró de nuevo tener un guante en la bota, colocó con mordiente el balón en el corazón del área para el zarpazo definitivo del central marroquí. Setién volvió a mover el banquillo, colocando a Sanabria en el puesto de Sergio León, que abandonó triunfante el partido en el día de su vuelta. El de Palma del Río, exultante por un regreso coronado con gol, abandonó el rectángulo entre una sonora y merecida ovación. También necesita cadencia en las piernas el paraguayo, recién recuperado de los problemas de pubis que supuestamente le impidieron rendir al nivel esperado el pasado año. La discutida valía del paraguayo debe quedar disuelta esta temporada, imprescindible su aportación anotadora sobre todo ahora que Rubén Castro perfora las redes de porterías situadas a miles de kilómetros de Heliópolis. No sufrió el Betis excesivamente en los compases finales del encuentro, que cerró todas las vías a un Celta que se marchó de vacío de Villamarín. Narváez jugó los últimos minutos en el lugar de Joaquín. Se notó la ausencia del portuense ya que el equipo dejó de manejar la posesión, con las trabas que ello genera. Primera victoria de la temporada ante un triste Celta que solo había sucumbido en el Villamarín una vez durante la última década. Hay motivos para la ilusión pero no para la euforia. Solo son tres puntos.
En los prolegómenos del choque se guardó un emotivo minuto de silencio por las víctimas del atropello masivo de Barcelona, el mítico Pedro Buenaventura y la ciudadana bética Rocío Cortes, recientemente fallecida de forma dramática. Quique Setién no sorprendió demasiado con su once, llamando únicamente la atención la incursión del canterano Francis por el flanco izquierdo. Durmisi por Tosca, Javi García por delante de los zagueros y Francis en el puesto de Nahuel, que se quedó fuera de la convocatoria, fueron los cambios en la alineación inicial con respecto al mustio debut del pasado domingo en el Camp Nou. El equipo saltó al deteriorado césped del Villamarín con Adán, Barragán, Mandi, Feddal, Durmisi, Javi García, Guardado, Camarasa, Joaquín, Francis y Sergio León. Enseguida se pudo comprobar que Guardado, que recibirá el próximo domingo un homenaje del PSV, su anterior equipo, donde carbura realmente es en posiciones más adelantadas, dejando la labor de la resta a un imperial Javi García. Los centrales viven mucho más desahogados con la presencia del murciano, Mandi parece otro futbolista, bien secundado con la contribución de Feddal, poderoso por arriba y por abajo. El Betis salió a por todas, arrebatado e impetuoso, mandón aunque sin generar ocasiones de peligro. Sin embargo, un despiste en la marca a la salida de un córner dejó incomprensiblemente libre de marca a Maxi Gómez, que cabeceó a placer para poner a los suyos en franquicia. El gol fue finalmente concedido a Camarasa, que desvió la trayectoria del esférico para hacer aún más imposible la labor al meta bético. El equipo acusó el golpe y escuchó algunos pitos de un público que se temía lo peor. El Celta se prodigó con algunas llegadas en los minutos siguientes al gol pero el Betis supo recomponerse y volvió a hacerse dueño de la contienda. Guardado, omnipresente, sirvió de enlace entre líneas, Joaquín mantuvo la posesión cuando más apretaban los gallegos y Sergio León se fajó como un coloso, impulsando la presión alta que practicaba el equipo. A la media hora llegó el empate. Guardado, majestuoso en todo lo que emprendía, colocó un centro medido al corazón del área que León cabeceó con suficiencia. El servicio llevaba impreso una comba diabólica que dejó en mal lugar a Sergio y a los centrales, que no pudieron detener el vuelo del ariete cordobés del Betis. En los minutos finales pudo Sergio León darle la vuelta al marcador pero no llegó por centímetros al centro de Durmisi desde el costado, que desvió levemente Roncaglia en boca de gol. El público supo recompensar el esfuerzo al equipo cuando De Burgos Bengoetxea indicó el camino de la caseta.
Tras el tiempo de descanso las fuerzas parecieron igualarse. Aunque sucedía en zonas intrascendentes del terreno de juego, el Celta comenzó a tener la posesión y obligó a los pupilos de Setién a correr más de lo que al cántabro le hubiera gustado. En estos momentos de indecisión apareció de nuevo la figura de Guardado, que volvió a tirar del equipo y logró que los suyos recuperaran la iniciativa. El mexicano, liberado por la presencia de Javi García, le otorgó al equipo una cohesión inaudita. Presión alta en la salida del balón de los centrales, ubicuidad en la medular y forcejeo cuando la circunstancias lo demandaban, fueron algunas de las contribuciones del veterano centrocampista llegado este verano de la mano de Serra Ferrer. ¡Cuánto sabe de esto el de Sa Pobla! Incluso pudo el de Jalisco haber anotado el segundo, al cabecear con la coronilla un centro medido de Joaquín pero Sergio anduvo rápido de reflejos para mandar el balón a córner. De nuevo un centro de Joaquín puso en jaque la integridad de la meta céltica pero de nuevo Sergio anduvo atento para desviar con los dedos cuando Sergio León se alzaba con voracidad. Tello debutó por fin, reemplazando a un voluntarioso Francis junto a la cal. El extremo de Sabadell evidenció estar necesitado de ritmo pero cooperó en labores defensivas cuando el Celta pretendía a la desesperada equilibrar de nuevo el marcador. El Betis culminó la remontada gracias al testarazo poderoso de Feddal, que se valió de su envergadura para superar a su marcador y llevar el éxtasis a las tribunas. Joaquín sacó en corto desde la esquina y Guardado, que demostró de nuevo tener un guante en la bota, colocó con mordiente el balón en el corazón del área para el zarpazo definitivo del central marroquí. Setién volvió a mover el banquillo, colocando a Sanabria en el puesto de Sergio León, que abandonó triunfante el partido en el día de su vuelta. El de Palma del Río, exultante por un regreso coronado con gol, abandonó el rectángulo entre una sonora y merecida ovación. También necesita cadencia en las piernas el paraguayo, recién recuperado de los problemas de pubis que supuestamente le impidieron rendir al nivel esperado el pasado año. La discutida valía del paraguayo debe quedar disuelta esta temporada, imprescindible su aportación anotadora sobre todo ahora que Rubén Castro perfora las redes de porterías situadas a miles de kilómetros de Heliópolis. No sufrió el Betis excesivamente en los compases finales del encuentro, que cerró todas las vías a un Celta que se marchó de vacío de Villamarín. Narváez jugó los últimos minutos en el lugar de Joaquín. Se notó la ausencia del portuense ya que el equipo dejó de manejar la posesión, con las trabas que ello genera. Primera victoria de la temporada ante un triste Celta que solo había sucumbido en el Villamarín una vez durante la última década. Hay motivos para la ilusión pero no para la euforia. Solo son tres puntos.
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