Este 30 de mayo de 2017 se vistió de luto muy temprano El club anunció pasadas las ocho de la mañana que Pedro Buenaventura Gil, bético sin parangón y hombre de club leal como pocos, había fallecido en Sevilla a la edad de 86 años. La figura de Buenaventura es reconocida por su bonhomía y una dilatada e intachable carrera jalonada por más de 40 años de servicio al club de sus amores, en los que desempeñó múltiples puestos. Todos los medios quisieron expresar hoy su pesar pero quisiera destacar especialmente el artículo del portal Muchodeporte "Adiós a Un hombre Bueno". El club mostró sus condolencias afirmando que Pedro Buenaventura fue un nombre legendario en la historia contemporánea del Real Betis Balompié, entidad a la que sirvió lealmente durante más de cuarenta años hasta erigirse en el gran referente del staff técnico de la entidad durante este tiempo. Buenaventura ejerció en estas cuatro décadas de entrenador de los equipos juveniles, encargado de la cantera, delegado de campo y de viajes, representante del club en la Federación Andaluza y en la Escuela de Entrenadores, responsable de la secretaría técnica verdiblanca durante diez años y en diversas ocasiones (1977, 1982, 1988 y 1989) afrontó incluso la siempre delicada tarea de dirigir al primer equipo verdiblanco. Nos deja un ejemplar hombre de club, cuyo legado se ha perpetuado en la entidad a través de la figura de su hijo Pedro, quien en la actualidad ocupa el cargo de Director de la Cantera del Real Betis Balompié. La entidad quiere trasladar sus condolencias más sentidas a su esposa, Carmen Ugía, a sus hijos, Pedro y Lorenzo, y al resto de sus familiares y allegados. Descanse en paz.
Inolvidable y conmovedor es el video donde Pedro Buenaventura explicaba como el beticismo le salvó la vida cuando sentía que llegaba su final. Sucedió durante el encuentro de vuelta de la promoción ante el Tenerife, el tiempo se acababa y el descenso de categoría era casi un hecho. Con el pitido final, creyendo que exhalaba el último hálito de vida, la repleta grada del Benito Villamarín entonó un atronador "Betis, Betis, Betis..." que le salvó la vida. Imposible contener las lágrimas. Pérdida irreparable para el club. DEP.