El RBB ha logrado esta noche una balsámica victoria, la primera del ejercicio en Villamarín, ante un correoso Málaga CF que nunca bajó los brazos. En un encuentro muy accidentado, donde el galeno heliopolitano tuvo que multiplicarse para atender las incidencias que se fueron gestando durante la batalla deportiva, los hombres de Poyet lograron por fin dejar todo el botín en las alforjas gracias a un solitario gol de Joaquín, que se volvió a reivindicar con una actuación sublime que el respetable supo recompensar. El portuense está en un momento de forma francamente envidiable, aportando al grupo grandes dosis de calidad y generosidad en el esfuerzo cuando la ocasión lo requiere. Otra de las caras positivas que nos dejó esta sexta jornada es la confirmación de Álex Alegría como futbolista de primer nivel. El canterano está siendo la gran sensación de este inicio de campaña gracias a su movilidad, verticalidad y juego por alto, virtudes todas que se añaden a su entrega y devoción. El ariete de Plasencia fue vitoreado con todo merecimiento en los compases finales del choque y esta afición si algo sabe es reconocer los destellos de calidad cuando el balón lo empuja alguien vestido de verdiblanco. Hay que resaltar también el caso de otros dos canteranos, en este caso a la inversa. Por un lado, Fabian ha pasado de titular a no ir convocado, resultando incontestable el peso de una realidad que destapa la incapacidad del palaciego para ocupar un puesto en el equipo. Por otro, Ceballos sigue sin contar con la confianza del técnico y de nuevo se quedó sin minutos en el encuentro.
Gustavo Poyet tuvo que hacer varias permutas en el once de las últimas dos jornadas debido a las bajas, sobre todo en la zaga. Rafa Navarro, jugando a pierna cambiada, se ubicó en el costado izquierdo para suplir a los lesionados Durmisi y Álex Martínez. Bruno, por su parte, ocupó junto a Pezzella el hueco en el eje de la defensa dejado por Mandi, que no llegó a tiempo al envite. El dibujo en esta ocasión era un claro 4-4-2, con una medular formada por Felipe Gutiérrez y Petros, que actuaban por dentro, con dos bandas bien definidas, encarnadas en las figuras de Musonda y Joaquín. Arriba, Rubén Castro, que llegó al encuentro muy justo, tras no haberse ejercitado junto al grupo ni miércoles ni jueves, formaba pareja junto a Álex Alegria. En los preliminares del encuentro la afición quiso mostrar su malestar con el estamento arbitral, alzando de forma mayoritaria unas cartulinas amarillas con las que quiso expresar su disgusto por los puntos escamoteados en lo que va de temporada. Tras los clásicos minutos de tanteo, el Betis dio un paso al frente con una llegada de Navarro por el flanco izquierdo, aunque el lanzamiento final de Petros se marchó desviado. A los veinte minutos llegó el primer contratiempo para Poyet, al caer lesionado Pezzella cuando pugnaba por la posesión con un jugador malacitano. Donk reemplazó al argentino, debutando de esta manera en la competición. El tulipán cuajó un encuentro impecable, aportando altura, contundencia y salida de balón. Los jugadores blanquiazules protestaron al colegiado una jugada donde reclamaban el derribo de Bruno a Juanpi dentro del área. La repetición de la jugada determina que el tinerfeño no solo toca balón sino que el supuesto contacto con el fantástico delantero venezolano del Málaga tiene lugar fuera del área. Acertó Álvarez Izquierdo a pesar de las incesantes protestas de los hombres adiestrados por Juande Ramos. A renglón seguido llegó la jugada del único gol del partido, cuando una jugada por el costado derecho desembocó en un centro perfecto de Musonda a la posición de Joaquín, que cabeceó sin oposición a la red. Tras el tanto bético, el cuadro costasoleño contó con hasta tres ocasiones clarísimas para haber restablecido la igualada en las botas de Kuzmanovic, tras error en la salida de balón de Petros y, sobre todo, de Ricca, que envió el esférico al palo. Tras estos instantes de asedio visitante, el Betis fue capaz de reconducir de nuevo el encuentro al lugar que le interesaba y así se llegó al final del primer acto.
El paso por vestuarios no propició ningún cambio sustancial en el escenario de la contienda. Aunque el juego era de ida y vuelta, el Betis puedo haber cerrado el encuentro en una rápida contra iniciada por Petros, muy activo toda la noche. El despeje de Kameni a remate de Castro lo recogió Alegría pero el disparo del canterano a puerta vacía fue despejado bajo palos por Miguel Torres. Ambos técnicos comenzaron a mover los banquillos. Por parte bética, Poyet quiso dar consistencia a la medular, colocando a Brasanac en el encuentro en el puesto de Castro, permuta que la grada no acabó de entender. Desgraciadamente, el serbio tuvo que abandonar el partido a los dos minutos de sustituir al canario, tras recibir un fuerte golpe en la cara del que no se pudo recuperar. Sería Cejudo entonces el que saltaría al césped para intentar amarrar el resultado. Por momentos, los locales no consiguieron salir de atrás y la situación le concedió al Málaga alguna ocasión de aproximarse a las inmediaciones de Adán. El meta madrileño vio como el poste se interponía de nuevo en las intenciones de Ricca y tuvo que emplearse a fondo para evitar que el disparo de Juanpi arruinara la primera victoria casera de su equipo. Al final, el Betis consiguió hacer valer el tanto de Joaquín gracias al encomiable esfuerzo de todos los jugadores y a una comunión perfecta con el público, que cedió su aliento cuando peor lo pasaban sus hombres. Importante victoria que, a buen seguro, concederá confianza para los próximos compromisos y asentará a Poyet en el banquillo.