sábado, 22 de octubre de 2016

CA Osasuna vs Betis (1-2)

   
   La victoria lograda esta noche en Pamplona no deja satisfecho en absoluto al beticismo. Sería muy osado afirmar que el aterrador experimento que propuso Poyet ha dado resultado por los tres puntos logrados ya que el equipo volvió a adolecer de los mismos errores mostrados en encuentros anteriores. No hay que pasar por alto que el Betis se enfrentó a uno de los equipos más endebles de la categoría y por momentos pasó verdaderos apuros para mantenerse en pie. El despropósito comenzó en la convocatoria ya que el técnico decidió volver a incluir en la misma a Piccini, después del penoso inicio que está ofreciendo el italiano. Tampoco se entendió la decisión de dejar fuera a Durmisi pero la sorpresa con mayúsculas llegó con el banquillazo de Rubén Castro, que no era suplente en liga desde hacía dos años y medio. El máximo goleador histórico del club, cuya aportación goleadora continúa siendo la más alta de la categoría, se quedó fuera del once inicial para sorpresa de propios y extraños. No contento con ello, Poyet decidió relegar también a Álex Alegría a la suplencia y fue Sanabria el que se colocó como única referencia en la punta del ataque. Para acabar de encender a la afición, Poyet decidió darle un puesto de titular al discutido Cejudo, formando una nutrida medular junto a Petros, Martin, Gutiérrez y Joaquín. 

   Con esta extraña formación se presento el Betis en el verde del Sadar, intentando romper la mala racha de dos derrotas consecutivas en las que había ofrecido una imagen deplorable. Tras los compases iniciales de empuje local el Betis se hizo con el mando del partido, con Martin haciéndose cargo de la circulación de balón, tratando siempre de conectar con el ataque, no siempre con éxito. Cuando estaba a punto de cumplirse el minuto 20, Petros, omnipresente toda la noche, controló un balón en la zona ancha y colocó el balón por encima de la defensa. Joaquín fue más rápido que su marcador y en un extraño escorzo, de vaselina y de espaldas, perdiendo la referencia del marco, logró abrir el marcador. El portuense se aprovechó de la salida en falso de Nauzet para poner a los suyos por delante y en líneas generales volvió a cuajar un encuentro notable. Salvo en las jugadas a balón parado, donde el equipo sufría en excesivo por culpa de una alarmante falta de envergadura y por una pizarra poco trabajada, los verdiblancos controlaron la situación sin pasar demasiados apuros.

   Tras el paso por la caseta, Osasuna salió a por todas y una nueva desaplicación defensiva de Piccini dio lugar al tanto de la igualada. Berenguer se plantó por banda izquierda en el área sin que el italiano fuera capaz de cerrar la jugada, permitió el disparo del jugador rojillo y el balón, tras salir repelido por el palo, quedó en las botas de Roberto Torres, que fusiló a placer. A renglón seguido, de nuevo Berenguer pudo haber hecho el segundo pero su disparo esta vez se perdió algo desviado junto al palo izquierdo de Adán. Las tornas se habían cambiado y tan solo Joaquín, que acabó extenuado, le daba algo de frescura al equipo en ataque. Tras una buena asistencia de Piccini, el "17" se plantó solo en la portería osasunista pero, después de driblar a Nauzet, no acertó cuando lo tenía todo de cara. El equipo sufría sin el balón y Brasanac, que sustituyó a Martin, tampoco tuvo presencia en la noche de hoy. Sanabria, algo perdido durante todo el partido, gozó de un par de ocasiones para haber puesto a  su equipo de nuevo por delante. Mandi, a la salida de un córner, también puso en aprietos al meta local, con un gran cabezazo. En la recta final del choque Poyet decidió mover el ataque, retirando del encuentro a Sanabria y Joaquín y dando entrada a Castro y Alegría, sin apenas tiempo para lograr algo positivo. Con el tiempo cumplido y cuando parecía que el empate iba a ser el resultado de otro encuentro gris, Felipe Gutiérrez ejecutó una falta desde su casa y el extraordinario chutazo, con la colaboración inestimable de Nauzet, se convirtió en el tanto que le dio los tres puntos a los heliopolitanos. La dinámica perdedora se ha revertido aunque a nadie se le debe escapar que el equipo venció sin convencer. El grupo sigue mostrándose muy blandito y da síntomas constantes de estar poco trabajado. Con esta línea de juego, el equipo huele a sufrimiento y fatiguitas que apesta, confiemos en que la victoria asiente un poco más las ideas y otorgue confianza al equipo.

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