El RBB ha caído eliminado esta noche de la Copa del Rey tras caer en Riazor ante el Deportivo por tres goles a uno. El cuadro coruñés remontó el resultado adverso de la idea con cierta facilidad y mandó a la lona a las primeras de cambio a los heliopolitanos, afianzando aún más el sentimiento de hastío, hartazgo y pasotismo generalizado dentro del beticismo. La fragilidad defensiva concedió demasiado opciones en área propia a un conjunto deportivista que cocinó a fuego lento su pase . Los locales hurgaron con destreza en la de sobra conocida falta de contundencia que caracteriza a los hombres de Víctor y machacaron sin piedad las esperanzas que algunos teníamos depositadas en el torneo copero.
No salió del todo mal el Betis al partido, con su habitual línea defensiva de cinco, una medular formada por Donk, Petros y Ceballos y una dupla atacante compuesta en esta ocasión por Sanabria y Alegria. Víctor decidió dejar en el banquillo a Rubén Castro, situación que nunca acabaremos por entender. En el primer minuto del choque inquietó Piccini por su banda, aunque su centro fue desbaratado por Arribas cuando Sanabria se disponía a rematar. El zaguero blanquiazul fue precisamente el que abrió el marcador a los diez minutos de partido, tras rematar a placer el centro de Fajr por una falta concedida por Piccini. Arribas se aprovechó de la displicencia de Bruno, que perdió la posición, la situación del balón y hasta la vergüenza. Las facilidades que otorga al rival una y otra vez el central tinerfeño debieran ser entendidas de una vez por todas por los técnicos como síntoma alarmante de incapacidad para seguir vistiendo la camiseta. Desaplicaciones como estas se pagan muy caras en este tipo de competiciones. Tras el gol, el cuadro bético se recompuso y logró imponerse sobre el verde de Riazor aunque la falta de puntería le privó de ponerse de nuevo por delante en el partido y en la eliminatoria. Durmisi, que cuajó una gran primera mitad, se marchó en carrera de su par y colocó un balón que Piccini, llegando en el segundo palo, estrelló contra el meta local. Minutos después, Ceballos asistió a Álex Alegria pero Rubén deshizo de nuevo el peligro cuando la situación del ariete extremeño era inmejorable para lograr la igualada. Y de nuevo Durmisi, deshaciéndose de Juanfran, asistió a Alegria pero su cabezazo se perdió por poco.
El buen juego desplegado por el cuadro bético se vino completamente abajo tras el paso por vestuarios. Y así, antes de alcanzar la hora de partido, el Betis encajó dos goles más y sus posibilidades de alcanzar los octavos del torneo del KO quedaron reducidas casi a la nada. Primero sería Luisinho, de espectacular chutazo, el que batiría a Giménez tras recoger en la frontal un despeje de la zaga bética. Y prácticamente a renglón seguido, llegó el tercero, cuando Babel le ganó de forma indecente la posición a Piccini, controló con tranquilidad el centro de Juanfran desde la derecha y batió a placer a Giménez. Sin embargo, con la eliminatoria vista para sentencia llegó el tanto de Piccini, tras aprovecharse de la asistencia de Sanabria, que había recogido dentro del área un centro en semifallo de Durmisi. El tanto ponía la eliminatoria de nuevo al alcance pero el Betis no estuvo acertado en los más de veinte minutos que quedaban por delante. De nada sirvió que Joselu marrara una pena máxima cometida por Piccini. Hasta el final de la contienda solo pudimos contabilizar una ocasión por parte verdiblanca. El pase a los octavos estuvo en las botas de Rubén Castro, que recibió un buen centro de Ceballos, pero su disparo cruzado fue atajado abajo por un inspirado Rubén. Fin a la singladura copera. El bético se haya permanentemente esperando un cambio de viento. Pues bien, esperemos que el Consejo, más pendiente ahora de vencer en la próxima Junta del próximo día 30, logré revertir la situación deportiva de una vez por todas el próximo año y dé carpetazo a una penosa situación que ya dura demasiado. Y sino, que adopten la postura que muchos ya consideran como la más idónea: que se marchen por donde han venido.
No salió del todo mal el Betis al partido, con su habitual línea defensiva de cinco, una medular formada por Donk, Petros y Ceballos y una dupla atacante compuesta en esta ocasión por Sanabria y Alegria. Víctor decidió dejar en el banquillo a Rubén Castro, situación que nunca acabaremos por entender. En el primer minuto del choque inquietó Piccini por su banda, aunque su centro fue desbaratado por Arribas cuando Sanabria se disponía a rematar. El zaguero blanquiazul fue precisamente el que abrió el marcador a los diez minutos de partido, tras rematar a placer el centro de Fajr por una falta concedida por Piccini. Arribas se aprovechó de la displicencia de Bruno, que perdió la posición, la situación del balón y hasta la vergüenza. Las facilidades que otorga al rival una y otra vez el central tinerfeño debieran ser entendidas de una vez por todas por los técnicos como síntoma alarmante de incapacidad para seguir vistiendo la camiseta. Desaplicaciones como estas se pagan muy caras en este tipo de competiciones. Tras el gol, el cuadro bético se recompuso y logró imponerse sobre el verde de Riazor aunque la falta de puntería le privó de ponerse de nuevo por delante en el partido y en la eliminatoria. Durmisi, que cuajó una gran primera mitad, se marchó en carrera de su par y colocó un balón que Piccini, llegando en el segundo palo, estrelló contra el meta local. Minutos después, Ceballos asistió a Álex Alegria pero Rubén deshizo de nuevo el peligro cuando la situación del ariete extremeño era inmejorable para lograr la igualada. Y de nuevo Durmisi, deshaciéndose de Juanfran, asistió a Alegria pero su cabezazo se perdió por poco.
El buen juego desplegado por el cuadro bético se vino completamente abajo tras el paso por vestuarios. Y así, antes de alcanzar la hora de partido, el Betis encajó dos goles más y sus posibilidades de alcanzar los octavos del torneo del KO quedaron reducidas casi a la nada. Primero sería Luisinho, de espectacular chutazo, el que batiría a Giménez tras recoger en la frontal un despeje de la zaga bética. Y prácticamente a renglón seguido, llegó el tercero, cuando Babel le ganó de forma indecente la posición a Piccini, controló con tranquilidad el centro de Juanfran desde la derecha y batió a placer a Giménez. Sin embargo, con la eliminatoria vista para sentencia llegó el tanto de Piccini, tras aprovecharse de la asistencia de Sanabria, que había recogido dentro del área un centro en semifallo de Durmisi. El tanto ponía la eliminatoria de nuevo al alcance pero el Betis no estuvo acertado en los más de veinte minutos que quedaban por delante. De nada sirvió que Joselu marrara una pena máxima cometida por Piccini. Hasta el final de la contienda solo pudimos contabilizar una ocasión por parte verdiblanca. El pase a los octavos estuvo en las botas de Rubén Castro, que recibió un buen centro de Ceballos, pero su disparo cruzado fue atajado abajo por un inspirado Rubén. Fin a la singladura copera. El bético se haya permanentemente esperando un cambio de viento. Pues bien, esperemos que el Consejo, más pendiente ahora de vencer en la próxima Junta del próximo día 30, logré revertir la situación deportiva de una vez por todas el próximo año y dé carpetazo a una penosa situación que ya dura demasiado. Y sino, que adopten la postura que muchos ya consideran como la más idónea: que se marchen por donde han venido.
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