Llegaba el Betis a San Mamés con la salvación matemática en el bolsillo. Desde hace muchas fechas los resultados pusieron de manifiesto que ese y no otro era el pobrísimo objetivo al que había quedado reducida la temporada. La meta que se había propuesto el club a comienzo de temporada (mejorar el décimo lugar logrado la temporada pasada) ya era miserable y mezquino pero el transcurso de las jornadas fue demostrando que este equipo no estaba edificado para metas más nobles que no pasaran por salvar la categoría. Aquellos que han perpetrado este nuevo fracaso intentan desviar ahora la atención hacia otro lado, con el criminal propósito de mantenerse en la poltrona, ese panal de rica miel que representa detentar el control de una entidad como el Real Betis Balompié.
La incompetencia de los gestores deportivos del club tiene una hediondez casi imposible de tapar y solo los tontos o aquellos que se benefician de esta situación pueden ya defender lo indefendible. Cayó el Betis en Bilbao por dos goles en un encuentro que vino precedido por los deleznables incidentes provocados por unos golfos que agredieron a un joven ciudadano que estaba sentado en una plaza de la capital bilbaína. Los hechos han sido condenados por el club pero esta sociedad debiera atajar con firmeza este tipo de hechos injustificados. En lo estrictamente deportivo, el equipo mostró una versión más fiable que en otras ocasiones, admisible hasta cierto punto pero nunca aceptable ni tolerable. Hay que ser muy pusilánime para festejar esta noche el simple hecho de haber arrinconado hasta el último segundo a todo un Athletic en su propio feudo. Esa actitud de ningún modo puede ser la base para construir un grupo ambicioso, eso no es el manquepierda, eso no es crecimiento y eso no es mentalidad.
El once que colocó Víctor Sánchez del Amo sobre el césped de San Mamés volvió a dejarnos perplejos. Dadas las circunstancias, resulta absurdo concederle prioridad a determinados partidos a estas alturas de la temporada pero parece evidente que Víctor reservó esta noche a varios de sus principales efectivos para el encuentro del próximo domingo ante el Alavés. Las rotaciones fueron un plan demasiado arriesgado y se acabó pagando. El técnico decidió dejar en Sevilla a Tosca, fijo en la titularidad desde que llegara en el mercado invernal, pero ahí no quedó la cosa. VSDA revolucionó la línea defensiva, concediéndole la oportunidad a jugadores que no cuentan y que con casi toda seguridad no continuarán el año que viene. José Carlos, inédito desde hacía muchas jornadas, relegó a Bruno al banquillo, Cejudo sentó a Rafa Navarro y ocupó su puesto en el costado derecho y Álex Martínez hizo lo propio con Durmisi en el izquierdo. Petros, que parece haber perdido protagonismo, salía de inicio en el sitio de Rubén Pardo, acompañando a Brasanac y Ceballos en la medular. El francés Martin se situaba por delante de ellos en la media punta y Rubén Castro regresaba a la titularidad como único punta. Mandi fue el primero que lo intentó en labores atacantes pero su remate forzado se marchó por encima del arco de Kepa. Las ocasiones se sucedían en ambas porterías, mostrándose atinados tanto Adán como Kepa para detener los flojos remates de Aduriz y Jonas Martin. Poco a poco el dominio vasco fue haciéndose patente y los verdiblancos fueron perdiendo presencia en campo rival. A los veinte minutos de partido Ceballos probó desde lejos pero la jugada concluyó sin consecuencias. El utrerano un día más se fajó con el rival y por sus botas pasó la mayor parte del juego creativo de los heliopolitanos. El costado derecho era un coladero y ni Álex Martínez ni José Carlos eran capaces de frenar las acometidas locales. La jugada de mayor peligro del primer acto nació en esta zona del campo, con un centro de Susaeta que De Marcos cazó en el interior del área. Afortunadamente el remate del vitoriano fue repelido por el palo izquierdo, deshaciéndose el peligro. En las postrimerías del primer acto Raúl García puso en apuros la integridad del marco de Adán pero su cabezazo acabó en los dominios del meta madrileño.
El paso por vestuarios no modificó demasiado el escenario de la contienda. Susaeta avisó muy pronto pero su disparo, tras deshacerse del marcaje de Mandi, se perdió muy cerca del palo derecho de Adán. El eibarrés estuvo a punto de sacarle jugo a un pase en largo de Kepa pero no anduvo certero a la hora de definir. Segundos después, el colegiado apreció penalti en una jugada en la que Mandi se lanzó al piso para frenar la llegada de Aduriz. El punta del Athletic cayó al suelo pero la repetición de la jugada refrendó lo que había parecido en directo, que el central argelino tocó balón con anterioridad a la caída de Aduriz y en ningún caso el colegiado debió haber señalado el punto de penalti. El veterano ariete donostiarra transformó la pena máxima a pesar de que Adán adivinó la dirección del lanzamiento. VSDA movió el banquillo de inmediato, dando entrada a Joaquín por Brasanac, que trabajó a destajo en tareas defensivas. Espoleados por el tanto, los locales se fueron con todo arriba para sentenciar el encuentro. Muniain probó a Adán con un intencionado disparo que el meta bético palmeó a córner después de una fenomenal estirada. A punto de alcanzar la hora de partido llegó el segundo tanto del conjunto vizcaíno. La jugada nació en las botas Muniain, que se deshizo de la presencia de Ceballos y conectó con Susaeta en el perfil diestro. El centro del extremo guipuzcoano buscaba a Raul García, que controló en semifallo, cuando su intención era rematar. Picó el esférico el navarro ante la única presencia de Adán y Muniain surgió como un avión para cabecear a puerta vacía. Desaplicación defensiva de gran relevancia que puso el partido demasiado cuesta arriba. El gol tampoco debió haber subido al marcador ya que Raúl García controló el balón con la mano de forma ostensible. El Betis logró rehacerse pronto al mazazo de verse dos goles abajo gracias a una jugada aislada con la que recortó distancias. Cejudo en posición de extremo colocó un centró muy pasado que controló Joaquín en el perfil opuesto, conectó el portuense con la llegada de Álex Martínez y el disparo cruzado del lateral acabó en las botas de Rubén Castro, tras ser rechazado defectuosamente por Kepa, que remachó a la red. El canario volvió a demostrar que es el más listo en el interior del área y reivindicó su undécimo gol del curso con rabia, señalando su nombre mientras regresaba apresurado a su campo. El Betis intentó arrinconar al Athletic en su área pero las mejores ocasiones siguieron llevando el sello rojiblanco. Raúl García lo intentó poco antes de abandonar el partido pero su disparo se perdió ligeramente desviado. Minutos después Adán salvó de nuevo a su equipo, tras ganarle la partida a Aduriz en un mano a mano, teniendo tiempo el madrileño también para desviar a córner el disparo de Beñat, en la continuación de la jugada. El Betis lo intentó hasta el final pero el resultado ya no se movió más y un Athletic a medio gas se llevó un duelo que le permite seguir peleando por una de las plazas europeas. Se rompe la racha victoriosa de dos jornadas y el aficionado ya no puede esperar nada de un curso marcado una vez más por la mediocridad. Los cinco sentidos pasan ahora por encomendarse al acierto de los encargados de la parcela deportiva, con las miras puestas en la próxima temporada, asumiendo de antemano que parece poco probable que aparezca esa destreza en unos profesionales profundamente incapaces.
La incompetencia de los gestores deportivos del club tiene una hediondez casi imposible de tapar y solo los tontos o aquellos que se benefician de esta situación pueden ya defender lo indefendible. Cayó el Betis en Bilbao por dos goles en un encuentro que vino precedido por los deleznables incidentes provocados por unos golfos que agredieron a un joven ciudadano que estaba sentado en una plaza de la capital bilbaína. Los hechos han sido condenados por el club pero esta sociedad debiera atajar con firmeza este tipo de hechos injustificados. En lo estrictamente deportivo, el equipo mostró una versión más fiable que en otras ocasiones, admisible hasta cierto punto pero nunca aceptable ni tolerable. Hay que ser muy pusilánime para festejar esta noche el simple hecho de haber arrinconado hasta el último segundo a todo un Athletic en su propio feudo. Esa actitud de ningún modo puede ser la base para construir un grupo ambicioso, eso no es el manquepierda, eso no es crecimiento y eso no es mentalidad.
El once que colocó Víctor Sánchez del Amo sobre el césped de San Mamés volvió a dejarnos perplejos. Dadas las circunstancias, resulta absurdo concederle prioridad a determinados partidos a estas alturas de la temporada pero parece evidente que Víctor reservó esta noche a varios de sus principales efectivos para el encuentro del próximo domingo ante el Alavés. Las rotaciones fueron un plan demasiado arriesgado y se acabó pagando. El técnico decidió dejar en Sevilla a Tosca, fijo en la titularidad desde que llegara en el mercado invernal, pero ahí no quedó la cosa. VSDA revolucionó la línea defensiva, concediéndole la oportunidad a jugadores que no cuentan y que con casi toda seguridad no continuarán el año que viene. José Carlos, inédito desde hacía muchas jornadas, relegó a Bruno al banquillo, Cejudo sentó a Rafa Navarro y ocupó su puesto en el costado derecho y Álex Martínez hizo lo propio con Durmisi en el izquierdo. Petros, que parece haber perdido protagonismo, salía de inicio en el sitio de Rubén Pardo, acompañando a Brasanac y Ceballos en la medular. El francés Martin se situaba por delante de ellos en la media punta y Rubén Castro regresaba a la titularidad como único punta. Mandi fue el primero que lo intentó en labores atacantes pero su remate forzado se marchó por encima del arco de Kepa. Las ocasiones se sucedían en ambas porterías, mostrándose atinados tanto Adán como Kepa para detener los flojos remates de Aduriz y Jonas Martin. Poco a poco el dominio vasco fue haciéndose patente y los verdiblancos fueron perdiendo presencia en campo rival. A los veinte minutos de partido Ceballos probó desde lejos pero la jugada concluyó sin consecuencias. El utrerano un día más se fajó con el rival y por sus botas pasó la mayor parte del juego creativo de los heliopolitanos. El costado derecho era un coladero y ni Álex Martínez ni José Carlos eran capaces de frenar las acometidas locales. La jugada de mayor peligro del primer acto nació en esta zona del campo, con un centro de Susaeta que De Marcos cazó en el interior del área. Afortunadamente el remate del vitoriano fue repelido por el palo izquierdo, deshaciéndose el peligro. En las postrimerías del primer acto Raúl García puso en apuros la integridad del marco de Adán pero su cabezazo acabó en los dominios del meta madrileño.
El paso por vestuarios no modificó demasiado el escenario de la contienda. Susaeta avisó muy pronto pero su disparo, tras deshacerse del marcaje de Mandi, se perdió muy cerca del palo derecho de Adán. El eibarrés estuvo a punto de sacarle jugo a un pase en largo de Kepa pero no anduvo certero a la hora de definir. Segundos después, el colegiado apreció penalti en una jugada en la que Mandi se lanzó al piso para frenar la llegada de Aduriz. El punta del Athletic cayó al suelo pero la repetición de la jugada refrendó lo que había parecido en directo, que el central argelino tocó balón con anterioridad a la caída de Aduriz y en ningún caso el colegiado debió haber señalado el punto de penalti. El veterano ariete donostiarra transformó la pena máxima a pesar de que Adán adivinó la dirección del lanzamiento. VSDA movió el banquillo de inmediato, dando entrada a Joaquín por Brasanac, que trabajó a destajo en tareas defensivas. Espoleados por el tanto, los locales se fueron con todo arriba para sentenciar el encuentro. Muniain probó a Adán con un intencionado disparo que el meta bético palmeó a córner después de una fenomenal estirada. A punto de alcanzar la hora de partido llegó el segundo tanto del conjunto vizcaíno. La jugada nació en las botas Muniain, que se deshizo de la presencia de Ceballos y conectó con Susaeta en el perfil diestro. El centro del extremo guipuzcoano buscaba a Raul García, que controló en semifallo, cuando su intención era rematar. Picó el esférico el navarro ante la única presencia de Adán y Muniain surgió como un avión para cabecear a puerta vacía. Desaplicación defensiva de gran relevancia que puso el partido demasiado cuesta arriba. El gol tampoco debió haber subido al marcador ya que Raúl García controló el balón con la mano de forma ostensible. El Betis logró rehacerse pronto al mazazo de verse dos goles abajo gracias a una jugada aislada con la que recortó distancias. Cejudo en posición de extremo colocó un centró muy pasado que controló Joaquín en el perfil opuesto, conectó el portuense con la llegada de Álex Martínez y el disparo cruzado del lateral acabó en las botas de Rubén Castro, tras ser rechazado defectuosamente por Kepa, que remachó a la red. El canario volvió a demostrar que es el más listo en el interior del área y reivindicó su undécimo gol del curso con rabia, señalando su nombre mientras regresaba apresurado a su campo. El Betis intentó arrinconar al Athletic en su área pero las mejores ocasiones siguieron llevando el sello rojiblanco. Raúl García lo intentó poco antes de abandonar el partido pero su disparo se perdió ligeramente desviado. Minutos después Adán salvó de nuevo a su equipo, tras ganarle la partida a Aduriz en un mano a mano, teniendo tiempo el madrileño también para desviar a córner el disparo de Beñat, en la continuación de la jugada. El Betis lo intentó hasta el final pero el resultado ya no se movió más y un Athletic a medio gas se llevó un duelo que le permite seguir peleando por una de las plazas europeas. Se rompe la racha victoriosa de dos jornadas y el aficionado ya no puede esperar nada de un curso marcado una vez más por la mediocridad. Los cinco sentidos pasan ahora por encomendarse al acierto de los encargados de la parcela deportiva, con las miras puestas en la próxima temporada, asumiendo de antemano que parece poco probable que aparezca esa destreza en unos profesionales profundamente incapaces.
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