Tarde fría en Villamarín. El equipo tenía la oportunidad de igualar en lo más alto de la tabla clasificatoria a la UD Las Palmas, que había pinchado en su desplazamiento a Lugo. Pepe Mel desplegaba en el césped un 4-4-2, con Adán defendiendo el arco, una vez superado el golpe que sufrió en el entrenamiento a puerta cerrada del sábado. En defensa, la variante era Piccini, que suplía a Molinero en el flanco derecho. El resto de la retaguardia estaba compuesto por los habituales Varela, en la lado opuesto al italiano, con Jordi y Bruno como pareja de centrales. En la zona ancha, el preparador decidió incluir de inicio a Lolo Reyes como recambio del lesionado Xavi Torres, junto a Ceballos. Por los costados, Cejudo y Pacheco se hacían con la titularidad. Arriba, sin sorpresas, Rubén y Molina.
El partido comenzaba con una Ponferradina triangulando y moviendo el balón con soltura y disciplina. Hasta en un par de ocasiones pusieron los bercianos a prueba a Adán antes del primer cuarto de hora. El RBB se iba desperezando poco a poco y a base de empuje comenzaron a llegar las ocasiones, siempre desbaratadas por un inspirado Kepa bajo los palos. Figueras lanzaba un tremendo derechazo que era repelido con dificultades por el guardameta y, a renglón seguido, Rubén Castro remataba una asistencia de Ceballos pero el balón se marchaba junto al palo izquierdo. Fue precisamente a raíz de estas ocasiones cuando el conjunto verdiblanco comenzó a hilvanar un juego más fluido, entrando por bandas y embotellando a la SD Ponferradina. En una de esas acometidas, el lateral Piccini, muy activo por su banda, puso un balón que los centrales no atinaron a despejar y Jorge Molina, el más listo de la clase, apareció por allí para poner el esférico en el fondo de la red. El equipo verdiblanco abría de esta manera la lata. De ahí hasta el final del primer tiempo lo siguió intentando y tuvo alguna ocasión más para duplicar su ventaja pero el 1-0 fue el resultado con el que los jugadores enfilaron el túnel de vestuarios. Correcto primer acto del RBB ante un equipo que demostraba tener buen trato de balón pero que se mostraba inoperante arriba.
Quinto gol de Jorge Molina en el campeonato. |
La parroquia comenzaba a impacientarse con la propuesta de su equipo. Rubén Castro gozó de un par de ocasiones para haber resuelto el envite pero sus remates no encontraron puerta. Cejudo, en una indecisión de la defensa y con el meta fuera de sitio, pudo haber sentenciado también pero su inocente disparo llegó mansamente a las manos de Kepa. Al margen de estas ocasiones, el equipo estaba incrustado demasiado atrás y el técnico no era capaz de revertir la situación. El trencilla decretó cinco minutos de descuento por todo el tiempo perdido con la retirada de Piccini del terreno de juego. En el último minuto del tiempo añadido, un balón servido desde la izquierda, tras pérdida de Ceballos, era recepcionado por Alan y Bruno lo derribaba claramente dentro del área. El arbitro señalaba el punto de penalti y mostraba la segunda cartulina amarilla al defensor canario. Yuri, una pesadilla esta temporada para el RBB, ejecutaba la pena máxima y, aunque era detenida en primera instancia por Adán, el propio ariete brasileño recogía el rechace y empujaba el balón inapelablemente a la red. No hubo tiempo para más. El resultaba reflejaba con justicia los méritos de unos y otros a lo largo de los noventa minutos. Mal segundo tiempo del cuadro bético que perdía dos puntos a última hora y desperdiciaba una ocasión de oro para colocarse en lo alto de la tabla.
Yuri, otro antihéroe que engrosa las páginas oscuras de los anales verdiblancos. |
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