viernes, 3 de marzo de 2017

Betis vs Real Sociedad (2-3)


   El RBB ha vuelto a decepcionar a su gente tras caer ante la Real Sociedad por dos goles a tres, mostrándose de esta forma incapaz de darle continuidad a la racha ganadora iniciada el pasado martes en Málaga. Este equipo continúa sin encadenar dos triunfos seguidos en lo que va de campeonato y así es francamente difícil optar a otra cosa que no sea mantener la categoría. La fragilidad defensiva del conjunto verdiblanco y la efectividad en ataque de los hombres de Eusebio fueron los factores que esta noche decantaron la balanza del lado txuriurdin. El Betis mostró carácter durante varias fases del encuentro, contagiado por un infatigable Dani Ceballos que volvió a dejarse el alma en el campo, pero las desaplicaciones se pagan muy caras ante un equipo que está peleando por uno de los puestos que da derecho a disputar la temporada que viene la máxima competición continental.
Víctor Sánchez del Amo volvió a estar desacertado con los cambios y sus decisiones debilitaron al equipo e impidieron rescatar alguno de los puntos en juego. Tras la destitución de Poyet, el técnico madrileño había logrado hacer del Benito Villamarín un fortín pero esa robustez se ha ido diluyendo poco a poco, lo cual, unido a las flojas prestaciones que el equipo demuestra lejos de Heliópolis, hace que su figura al frente del banquillo verdiblanco vaya perdiendo fuerza y credibilidad. Como conclusión, el Betis tendrá que seguir pendiente de la zona baja de la tabla, alejado del objetivo marcado por los incompetentes dirigentes que siguen dirigiendo al club. Como consecuencia de ello, el aficionado seguirá enfangado una semana más con la ya habitual división interna, encarnada de un lado por los lamentos de aquellos que anhelan un equipo a la altura del potencial que tiene esta entidad y de otro por los alegatos de los más conformistas, bautizados como comegambas por los primeros por su interesada propensión a la actual directiva, empeñados en seguir pidiendo tiempo a los actuales rectores. 

   Víctor planteó el encuentro con el tradicional dibujo de cinco defensas, con dos carrileros largos, cuatro hombres en la medular y un único punta. Rafa Navarro repitió titularidad mientras que Brasanac y Jonas Martin vieron premiada su aceptable actuación en la Rosaleda y también saltaron de inicio. Rubén Castro aparecía como referencia en ataque tras perderse la cita de Málaga. Los verdiblancos salieron muy voluntariosos, convencidos de que la empresa de conseguir los tres puntos ante uno de los gallitos de la competición era factible. Sin embargo, el encuentro se puso muy pronto en contra. Menos de diez minutos tardó el canterano Bautista, un chaval que estrenaba en la noche de hoy titularidad, en recoger un balón interior, burlando a toda la defensa bética, domar el esférico con calidad y batir por bajo a Adán. Esa falta de intensidad resulta inadmisible y convierte cada choque en una nueva afrenta para los destemplados nervios de una grada harta de estar harta. A pesar del golpe recibido, el equipo se fue con todo a por el empate y al cuarto de hora Mandi culminó la empresa con un excelente remate de media chilena. La jugada nació en las botas de Durmisi, que sacó en corto desde la esquina y Ceballos la colocó en el corazón del área para el acrobático remate del central argelino. Con el equilibrio en el marcador restablecido surgió otro contratiempo, esta vez en forma de lesión. Jonas Martin tuvo que abandonar el partido con molestias musculares en el minuto 20 y Víctor decidió cambiar el dibujo del equipo, dando entrada a Sanabria. Un activo Ceballos decidió probar a Rulli desde fuera del área. El despeje del meta donostiarra le quedó muerto a Sanabria a dos metros de la línea de gol pero el paraguayo marró incomprensiblemente. Casi a renglón seguido Xabi Prieto no fue tan indulgente con el rival, haciendo gala de su enorme clase. La jugada comenzó con un centro pasado de Yuri que se paseó por el área bética, el balón lo recogió en el otro costado Odriozola, se la cedió al centrocampista blanquiazul, que aparecía en la frontal completamente solo, y telegrafió un derechazo que se incrustó en la escuadra de un desesperado Adán. El misil de Prieto volvió a poner a los suyos por delante. Se había sobrepasado el ecuador del primer tiempo y tocaba remar otra vez en contra. Ceballos, omnipresente, se hizo con la manija y tiró del equipo hacia adelante pero el de Utrera, que no es Superman, rara vez se veía secundado por alguno de sus compañeros. Los primeros cuarenta y cinco minutos no dieron para más. Ambos contendientes firmaron un primer tiempo vistoso para el espectador, con alternativas constantes y goles de bella factura. Quedaba todo por decidir para la segunda mitad.

   Tras el paso por vestuarios el Betis siguió exhibiendo más intensidad que orden. Sanabria estaba especialmente activo en ataque pero su falta de puntería penalizó al equipo. Al poco de la reanudación, un disparo del paraguayo fue desviado a córner por la defensa. Minutos después sería el larguero el que se interpondría en las intenciones del delantero verdiblanco pero e la tercera fue la vencida. Sobrepasada la hora de partido, Rubén Castro recibió en la frontal y se internó en el área, tratando de hacerse un hueco ante la presencia masiva de defensores realistas. Ya en línea de fondo, el canario colocó un centro medido para la cabeza de Sanabria, que culminaba a la red practicamente a placer. La mayor parte del mérito hay que atribuírsela a Castro, que aunque sigue negado de cara al gol hoy si mostró su faceta como asistente. El empate era la justa recompensa a la insistencia de los locales. Fue entonces cuando Víctor movió el banquillo, dando entrada a Joaquín, que había celebrado en banda justo antes de salir el tanto de la igualada, y retirando del partido a Petros. El cambio resultó fatal para los intereses béticos ya que el portuense demostró su inactividad y la medular se resintió con la ausencia del brasileño. Para colmo, la Real volvió a adelantarse en el marcador, esta vez de forma definitiva. Íñigo Martínez se proyectó en ataque sin que nadie frenara su progresión, se la cedió a Yuri en banda izquierda y éste prolongó a Oyarzabal que desde la línea de fondo colocó un centro medido, que superó la presencia de Pezzella y Tosca, para la testa de Xabi Prieto, que la picó con enorme calidad e intención al palo opuesto de Adán. Durmisi se había dormido en la marca y los donostiarras lo aprovecharon, haciendo alarde de nuevo de una enorme pegada. Los béticos acusaron el golpe y los pupilos de Eusebio se dedicaron a dormir el partido, tocando y tocando sin que los locales fueran capaces de recuperar la posición. Aunque restaban más de veinte minutos para la conclusión, se llegó al final sin incidencias en ninguna de las dos áreas. Los puntos se marchaban inexorablemente a San Sebastián ante el desconcierto de una grada maltratada hasta la extenuación. Los errores se pagan muy caro ante oponentes de envergadura y esta máxima quedó puesta de manifiesto esta noche en Villamarín. 

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