Se ha hecho esperar pero el RBB de Víctor Sánchez del Amo ha logrado por fin esta noche su primera victoria a domicilio y de paso ha puesto el punto y final a una mala racha de resultados que comenzaba a intranquilizar demasiado a los aficionados. Los tres puntos obtenidos en Málaga alejan al equipo, puede que de forma definitiva, de la zona de descenso y sirven para superar provisionalmente en la tabla clasificatoria al cuadro blanquiazul y ganarle, por si fuera necesario al final del campeonato, el goalaverage particular. El triunfo se fraguó tras el paso por vestuarios.
Después de un calamitoso primer tiempo, el equipo supo darle la vuelta a un marcador que se había puesto en contra con un error infantil de Tosca que coronó otra actuación global para olvidar. La derrota del pasado sábado ante el eterno rival había dejado al equipo muy tocado y era preciso reaccionar para no meterse en más problemas. De inicio, el técnico sorprendió a todos con un once absolutamente irreconocible. Al riesgo de haber dejado en Sevilla a Rubén Castro había que sumar la imprudencia de dejar de inicio en el banquillo a hombres como Durmisi o Ceballos. Además, Joaquín, recuperado ya de su lesión, entró en la convocatoria pero finalmente fue uno de los descartes. Así las cosas, formaron Adán en la puerta, Álex Martínez y Rafa Navarro en los costados, con Tosca, Pezzella y Bruno en el eje de la defensa; la medular estaba conformada por Gutiérrez, Brasanac, Rubén Pardo y Jonas Martin, apareciendo Sanabria como único punta.
Después de un calamitoso primer tiempo, el equipo supo darle la vuelta a un marcador que se había puesto en contra con un error infantil de Tosca que coronó otra actuación global para olvidar. La derrota del pasado sábado ante el eterno rival había dejado al equipo muy tocado y era preciso reaccionar para no meterse en más problemas. De inicio, el técnico sorprendió a todos con un once absolutamente irreconocible. Al riesgo de haber dejado en Sevilla a Rubén Castro había que sumar la imprudencia de dejar de inicio en el banquillo a hombres como Durmisi o Ceballos. Además, Joaquín, recuperado ya de su lesión, entró en la convocatoria pero finalmente fue uno de los descartes. Así las cosas, formaron Adán en la puerta, Álex Martínez y Rafa Navarro en los costados, con Tosca, Pezzella y Bruno en el eje de la defensa; la medular estaba conformada por Gutiérrez, Brasanac, Rubén Pardo y Jonas Martin, apareciendo Sanabria como único punta.
El primer acto fue sencillamente soporífero. Rubén Pardo remató de forma inocente nada más comenzar el choque y Rafa Navarro hizo lo propio minutos después. Estos cándidos intentos no incomodaron a Kameni pero fue lo único destacable que hizo el equipo en ataque durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Aunque el Málaga trataba de tener mayor presencia en zona atacante el partido discurría sin jugadas destacables. El Betis utilizaba el juego directo, enviando balones en largo a Sanabria aunque los intentos concluían siempre desbaratados por la zaga local. El partido era de cero a cero pero a los 35 minutos llegó la jugada absurda del día. Adán combinó en corto con Tosca y el central rumano, al verse encimado, decidió devolver el balón al arquero bético, sin percatarse de que por allí transitaba Pablo Fornals. El ariete costasoleño aprovechó el regalo para batir sin mayores problemas el marco verdiblanco. El encuentro se ponía cuesta arriba. Dani Ceballos comenzó a calentar de inmediato en la banda, señal inequívoca de que el segundo acto comenzaría con cambios.
Así fue. Víctor justificó las rotaciones en el once por lo apretado del calendario (el equipo afronta cuatro encuentros en trece días) pero en este equipo hay determinados activos que no pueden alternar el descanso ya que la falta de calidad de sus relevos naturales resulta demasiado alarmante. Con los apuros clasificatorios existentes y lo alejado que se encuentra el equipo del objetivo, resulta ofensivo que Ceballos no salte de inicio y Castro, a pesar de la mala racha, se quede fuera de una convocatoria. Por cierto, el canario vio rota hoy una racha de 112 jornadas consecutivas jugando en las que anotó la friolera de 62 goles. Ceballos reemplazó a un desafortunado Felipe Gutiérrez y el equipo comenzó a carburar. Casualidad o no, al poco de la reanudación Brasanac se revolvió en tres cuartos con el balón en los pies, se proyectó en ataque y puso de gol a Jonas Martin. El francés picó el balón por encima de un Kameni que ya se había vencido y el cuadro verdiblanco (hoy lucía una elástica con rayas horizontales como homenaje al día de Andalucía) restablecía la igualada. Martin celebró con mucha rabia su primer tanto como bético. El gol descompuso al conjunto boquerón, que comenzó a verse superado por un Betis mucho más dinámico. Restando 20 minutos para la conclusión Rubén Pardo cedió su sitio a Álex Alegría y pocos minutos después el Betis culminó la remontada, aprovechándose de un regalo de la zaga malacitana. Demichelis, un futbolista venido a menos, cedió atrás de cabeza y dejó a Sanabria con el camino expedito para encarar el marco de Kameni, al que batió por bajo. El paraguayo veía puerta tres meses después y el equipo lograba colocarse por delante en el marcador. El cuarto de hora final fue un calvario para el millar de ruidosos seguidores que se dieron cita en las gradas de la Rosaleda y los miles que siguieron las evoluciones del equipo a través de la pequeña pantalla. Jony era un puñal por banda izquierda pero sus incursiones concluyeron sin remate o con el esférico en las manos de Adán. Pezzella se mostró expeditivo por alto y despejó con suficiencia multitud de balones colgados. Álex Martínez pudo cerrar el partido, al rematar una buena llegada de Cejudo, que había reemplazado a Navarro, pero el lateral no estuvo acertado y tocó sufrir hasta el pitido final. Afortunadamente el resultado ya no se volvió a mover y los puntos volaron hasta el casillero bético. Víctor supo corregir su horrible planteamiento de la primera mitad y un sublime Ceballos lo hizo todo más fácil pero sería de agradecer que desaparecieran la inconstancia e irregularidad que hacen de este equipo un dechado de volubilidad explosiva.
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