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| Aires de Primera |
El ascenso ya es virtual. El triunfo del Girona de ayer hacía imposible que las matemáticas pudieran certificar hoy, incluso logrando la victoria en Santander, aquello que los aficionados esperan ansiosamente desde que el equipo se despeñara de forma calamitosa hace un año en la peor campaña que recuerdan los más viejos del lugar. El equipo presentaba algunos cambios con respecto al que se deshizo del Lugo el pasado domingo. Por delante de Adán Mel alineó a los mismos hombres salvo Casado, que volvía al once inicial reemplazando a Varela en el flanco izquierdo. En la medular Lolo Reyes ocupó el sitio del sancionado N´Diaye y junto al chileno el técnico madrileño situó a Ceballos, situando en los flancos a Portillo y Kadir. Arriba, la genial dupla de atacantes formada por Jorge Molina y Rubén Castro.
Como viene siendo habitual, el RBB salió al terreno de juego sin intensidad, dormido. Ya en el minuto 3 el jugador cántabro Álvaro desaprovechó una clamorosa ocasión para adelantar a los suyos. Lo tenía todo a favor pero envió el esférico fuera. El peso del juego recaía en las botas de los jugadores cántabros aunque los verdiblancos cuando se aproxiamaban a la portería defendida por Germán daban la sensación de peligro real. El delantero Sylla era un incordio para la defensa y Concha hacía diabluras por la banda defendida por un desastroso Casado. Rebasado el minuto 20, Quique González se internó por banda izquierda sin que nadie pudiera frenar su progresión y colocó un balón en la corona del área que, según el acta arbitral, introdujo Jordi Figueras en su puerta. Es muy probable que el balón rebasara la linea lateral pero ello no exonera a la retaguardia de su indolencia al defender la jugada. Como he explicado en otras ocasiones, la enorme pegada del Betis le ha salvado de más de un disgusto a lo largo de la temporada. A los 3 minutos de encajar el tanto, Kadir colocó un centro en el área pequeña que atinó a rematar Bruno y al que el meta santanderino no pudo hacer nada. Tras el empate no varió el escenario. El Racing seguía haciendo un fútbol fluido y generaba ocasiones que no concretaba. Quique remató desde la frontal y Adán desbarató el peligro con la inestimable colaboración del larguero. Sin embargo, en el tramo final del primer tiempo Molinero puso un centro en el área que controló Rubén Castro, hizo una pared con Kadir y se sacó un lanzamiento con rosca que, tras golpear en el poste, se fue al fondo de la red. El Betis había remontado gracias a un Rubén estelar que demostró una vez más que la categoría se le queda muy pequeña.
En el segundo tiempo los hombres de Mel fueron directamente a por el partido, sin complejos ni contemplaciones, y fruto de ello llegaron dos goles más. Casado, tratando de evitar que el balón se perdiera por línea lateral, asistió sin querer a Castro, que, solo delante del portero, elevó el balón para llevar el tercero a la red. Instantes después, una contra fulgurante fue concluida de forma apabullante por Molina que, desde fuera del área, se sacó un zapatazo que entró por la mismísima escuadra. A partir de ahí, el equipo volvió a contemporizar pero el cuadro local estaba ya sentenciado. Casado permitió con una pérdida infantil que Concha pusiera algo de emoción a los minutos finales pero el marcador ya no se movio más. El susto lo dio Adán ya que resintió de sus molestias en la rodilla cuando trataba de blocar un balón, a pesar de no verse inquietado por rival alguno. Afortunadamente, pudo continuar y concluyó el partido sin mayores consecuencias. Al final del partido el equipo se fue a saludar a la esquina donde se encontraban los incansables aficionados béticos que volvieron a darlo todo para insuflar aliento a sus jugadores. La sufrida afición racinguista también tuvo un hermoso detalle con los "otros" jugadores verdiblancos, a los que aplaudieron. Grandeza, solo se puede definir con esa palabra. El domingo a partir de las 20:00 horas en Villamarín empezará a escribirse otra emotiva página de la centenaria historia del club de las trece barras. El ascenso está ya a un solo paso.
Como viene siendo habitual, el RBB salió al terreno de juego sin intensidad, dormido. Ya en el minuto 3 el jugador cántabro Álvaro desaprovechó una clamorosa ocasión para adelantar a los suyos. Lo tenía todo a favor pero envió el esférico fuera. El peso del juego recaía en las botas de los jugadores cántabros aunque los verdiblancos cuando se aproxiamaban a la portería defendida por Germán daban la sensación de peligro real. El delantero Sylla era un incordio para la defensa y Concha hacía diabluras por la banda defendida por un desastroso Casado. Rebasado el minuto 20, Quique González se internó por banda izquierda sin que nadie pudiera frenar su progresión y colocó un balón en la corona del área que, según el acta arbitral, introdujo Jordi Figueras en su puerta. Es muy probable que el balón rebasara la linea lateral pero ello no exonera a la retaguardia de su indolencia al defender la jugada. Como he explicado en otras ocasiones, la enorme pegada del Betis le ha salvado de más de un disgusto a lo largo de la temporada. A los 3 minutos de encajar el tanto, Kadir colocó un centro en el área pequeña que atinó a rematar Bruno y al que el meta santanderino no pudo hacer nada. Tras el empate no varió el escenario. El Racing seguía haciendo un fútbol fluido y generaba ocasiones que no concretaba. Quique remató desde la frontal y Adán desbarató el peligro con la inestimable colaboración del larguero. Sin embargo, en el tramo final del primer tiempo Molinero puso un centro en el área que controló Rubén Castro, hizo una pared con Kadir y se sacó un lanzamiento con rosca que, tras golpear en el poste, se fue al fondo de la red. El Betis había remontado gracias a un Rubén estelar que demostró una vez más que la categoría se le queda muy pequeña.
En el segundo tiempo los hombres de Mel fueron directamente a por el partido, sin complejos ni contemplaciones, y fruto de ello llegaron dos goles más. Casado, tratando de evitar que el balón se perdiera por línea lateral, asistió sin querer a Castro, que, solo delante del portero, elevó el balón para llevar el tercero a la red. Instantes después, una contra fulgurante fue concluida de forma apabullante por Molina que, desde fuera del área, se sacó un zapatazo que entró por la mismísima escuadra. A partir de ahí, el equipo volvió a contemporizar pero el cuadro local estaba ya sentenciado. Casado permitió con una pérdida infantil que Concha pusiera algo de emoción a los minutos finales pero el marcador ya no se movio más. El susto lo dio Adán ya que resintió de sus molestias en la rodilla cuando trataba de blocar un balón, a pesar de no verse inquietado por rival alguno. Afortunadamente, pudo continuar y concluyó el partido sin mayores consecuencias. Al final del partido el equipo se fue a saludar a la esquina donde se encontraban los incansables aficionados béticos que volvieron a darlo todo para insuflar aliento a sus jugadores. La sufrida afición racinguista también tuvo un hermoso detalle con los "otros" jugadores verdiblancos, a los que aplaudieron. Grandeza, solo se puede definir con esa palabra. El domingo a partir de las 20:00 horas en Villamarín empezará a escribirse otra emotiva página de la centenaria historia del club de las trece barras. El ascenso está ya a un solo paso.
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