Betis vs UE Llagostera (2-2)

     Eduardo Macià ha podido apreciar hoy desde su butaca las muchas necesidades que tiene el club al que presta oficialmente sus servicios desde ayer. Nadie duda ya de que el ascenso será un hecho en las próximas fechas y a partir de ese día el técnico valenciano tendrá la difícil papeleta de confeccionar una plantilla lo suficientemente competitiva como para mantenerse en la élite sin tener que sufrir las penurias de la última campaña en la máxima categoría, de infausto recuerdo para los aficionados béticos. Los mimbres de los que esta hecho este equipo son poco fiables, buena parte de los jugadores de la actual plantilla no están preparados para ofrecer mínimas prestaciones en primera división, creo que eso no se le escapa a casi nadie.

     El Benito Villamarín presentaba de nuevo una excelente entrada para presenciar el encuentro ante la UE Llagostera. Este modesto conjunto catalán lleva tres meses de competición sin conocer la derrota, doce partidos consecutivos invictos en los que se ha encaramado a posiciones cercanas a las que dan derecho a jugar los play-off de ascenso. De producirse, constituiría un auténtico hito en nuestro balompié. Llagostera es un municipio gerundense de apenas 8.000 habitantes y el equipo de esta localidad tiene que jugar sus partidos en Palamós ya que su estadio no reúne las condiciones mínimas requeridas. Ello se fundamenta en el hecho de que la escuadra azulgrana adiestrada ahora por Lluis Carrillo militaba hace diez años en la Segunda Territorial Catalana y en ese período de tiempo ha ascendido hasta en seis ocasiones de categoría. Todo un logro.

Suspense para el esperado ascenso bético

       El partido comenzó con ritmo. El RBB trataba de llevar la manija por medio de un Dani Ceballos que pretendía ponerse al mando de las operaciones y un Portillo que intentaba conectar con el ataque. Sin embargo, era el cuadro visitante, perfectamente situado en el campo, el que llevaba peligro real a la portería. En los compases iniciales, Jordi Figueras tuvo que sacar bajo palos un disparo de Ríos, cuando Adán ya estaba batido. A renglón seguido, Rubén Castro no alcanzaba a rematar un excelente pase al interior de Portillo e instantes después, el colegiado no señalaba el punto fatídico en una jugada en la que Alcalá tocó el balón con la mano dentro del área, situación esta que además hubiera significado la segunda tarjeta amarilla para el defensor catalán. La Llagostera seguía bien asentada en el terreno de juego y un error de bulto de Casado propició que el cuadro catalán refrendara en el marcador su mejor juego. El lateral se vio obligado a cometer falta después de un mal control y Juanjo, en posición antirreglamentaria, logró batir a Adán con una acrobacia más propia de las artes marciales, recogiendo el centro que había colocado en el área su compañero. Una jugada a balón parado dejaba retratada por enésima vez en lo que va de temporada a la nerviosa retaguardia bética. Con esta desventaja enfilaba el conjunto bético el túnel de vestuarios. Mal primer tiempo, incomprensible actitud de los hombres de Mel que no podían esconder su mal juego ni con los errores arbitrales que esta vez si habían perjudicado a los intereses verdiblancos.

      En el segundo tiempo cambió el decorado. Al minuto de la reanudación, Casado, centro de las iras del respetable por la jugada que desembocó en el primer tanto visitante, sacó en largo desde la banda y el balón acabó en el costado opuesto donde Molinero la puso en el corazón del área para que Rubén Castro fusilara al meta de la Llagostera. Se restablecía la igualada con todo el segundo tiempo por delante. El RBB se lanzó directo a por el segundo tanto y estuvo a punto de lograrlo en varias ocasiones tras una larga jugada iniciada con un zapatazo de Ceballos repelido a duras penas por el exbético René. La jugada continuó en lo que parecía una contra visitante que fue bien abortada por Bruno. El tinerfeño enfiló la línea de fondo y su centro fue rematado de espuela por Molina pero el guardameta desbarató lo que hubiera supuesto el gol de la temporada. La jugada continuó pero el peligro se perdió finalmente en las manos de René tras varias intentonas un tanto alborotadas de los atacantes béticos. Con Vadillo ya en el campo, un inconmensurable Molina le ganó la posición al último defensor de la Llagostera pero René truncó de nuevo el peligro con su pierna derecha.

Rubén Castro esta vez no fue suficiente

       El empuje bético se frenó un tanto y esta situación fue aprovechada por el conjunto azulgrana, de tal forma que Adán tuvo que emplearse a fondo hasta en dos ocasiones para evitar que el segundo tanto de los de Carrillo subiera al marcador. Pero sería el RBB el que lograría remontar por mediación del incombustible Rubén Castro. Tras un centro en largo sin aparente peligro que Alcalá no fue capaz de controlar concedió toda la ventaja al canario que, tras hacerse un hueco, no perdonó el regalo y logró poner en franquicia a su equipo. Vigésimo quinto gol en liga del legendario delantero verdiblanco. Cuando más felices se la prometían los aficionados, Tito recogió un balón rebotado por la defensa al saque de un falta, y agarró un zapatazo tremendo que Adán no pudo atajar. Golazo para devolver las tablas. Tras el tanto de la Llagostera, Mel retiró a Molina del terreno de juego e introdujo a Rennella, una decisión que yo particularmente no vi acertada. A ello hay que añadir su discutida decisión de poner en liza a N´Diaye en detrimento de Portillo, tratando de parar el juego cuando el equipo ya estaba por delante en el marcador. No obstante, la determinación del técnico solo sirvió para constatar el enorme desencanto de todos los presentes con la aportación del jugador senegalés, irreconocible esta temporada tras sus buenas actuaciones de la pasada. En las postrimerías del encuentro, un lanzamiento de falta de Xavi Torres fue repelido por el larguero tras el intento de despeje por parte de la defensa blaugrana. El resultado ya no se movió y los dos puntos volaron de Villamarín. No hay que inquietarse porque la ventaja sigue siendo muy sustanciosa pero cuanto antes se amarre el objetivo, mucho mejor.