domingo, 10 de septiembre de 2017

Villarreal CF vs Betis (3-1)


   Sin querer abundar demasiado en lo estrictamente emocional, componente al que se suele agarrarse  de forma indefectible el aficionado, el encuentro disputado esta noche por el RBB en el Estadio de la Cerámica se ha saldado con una triste derrota que ha desatado un sentimiento autocompasivo de vuelta a la cruda realidad. El resultado se ha fraguado de nuevo en los obscenos desajustes de ese sistema innegociable que pretende imbuir Setién a la plantilla y que no parece ajustado, ni mucho menos. A mi modo ver, no es tanto el establecimiento de un modo u otro de juego, se trata más bien de la correcta interpretación del mismo en determinadas fases del encuentro. Los foros han clamado de forma unánime ante la desgraciada jugada en la que Adán concedió el empate, coincidiendo los comentarios en que un patadón a tiempo puede ahorrar disgustos innecesarios. Mención a parte merece el impacto que este lance tuvo en el devenir del choque. Resulta preocupante observar como un contratiempo puede modificar de forma incomprensible el escenario de un partido que estaba controlado con cierta comodidad, insuflándole vida a un rival que hasta el momento se había mostrado prácticamente inoperante.

   El técnico verdiblanco realizó algunas permutas en el once inicial con respecto al último encuentro disputado ante el Celta. Jordi Amat debutaba en el eje de la defensa en el sitio de Mandi, Narváez ocupaba el puesto de Guardado en la parcela ancha y Tello formaba tridente ofensivo junto a Joaquín y Sergio León. Salió el Betis bien plantado, presionando la salida de balón de los locales y manejando la posesión con cierta fluidez. Los verdiblancos dieron en el blanco a la primera. Una larga y elaborada jugada de toque que nació en la zaga acabó con una larga diagonal de Feddal que llegó a las botas de Barragán, éste enlazó con la carrera de Joaquín y el portuense colocó un pase medido a la cabeza de Sergio León, que batió a Barbosa a placer. El cuadro de Setién tenía el choque controlado, sin pasar excesivos apuros atrás e imponiendo el ritmo que más le interesaba. Sin embargo, sobrepasada la media hora de juego, Adán erró en el pase junto a línea de fondo, cuando el equipo trataba de salir con el balón jugado. El balón acabó en las botas de Bacca, con la zaga descolocada, que se hizo un hueco con comodidad para establecer la igualada. El colombiano no desaprovechó el regalo del meta bético y el equipo, incomprensiblemente, se descompuso y quedó a merced del conjunto amarillo, que pudo haber logrado la remontada. La suerte se alió del lado verdiblanco ya que un tremendo chut de Rodrigo se topó violentamente con el palo. Adán estuvo providencial poco después, dejando en nada el buen disparo de Castillejo, una pesadilla para la zaga durante toda la noche. Sufrió el Betis antes del paso por vestuarios pero el marcador no se movió más.

   Tras el descanso el Betis recompuso algo sus ideas y volvió a desplazar el balón con cierto criterio, aunque era el Villarreal el que volvía a tener la posesión. Antes de llegar a la hora de partido Setién colocó en el campo a Sanabria en el puesto de Sergio León, decisión poco entendible a tenor de las prestaciones mostradas por uno y otro en lo que va de campaña. El Betis aguantaba atrás y al cuarto de hora de la reanudación Tello se plantó solo delante del meta local, aprovechándose de un pase en largo que pilló despistada a la zaga local. Sin embargo, el remate blandito del extremo de Sabadell colisión con el cuerpo de Barbosa, desaprovechando una clamorosa ocasión de volver a ponerse por delante en el marcador. Y lo que son las cosas, del posible 1-2 a la jugada del tanto local. El Villarreal trenzó una rápida contra, el balón acabó en los dominios de Castillejo, que desde la frontal y de extraordinaria rosca, se aprovechó de la posición algo adelantada de Adán para culminar la remontada. El Betis estiró las líneas en busca de la igualada pero, a pesar de contar con algo más de posesión, el equipo no tenía profundidad en los metros finales. Guardado entró en el partido, reemplazando a Camarasa, que cuajó un gris partido. Pronto se notó el criterio del mexicano pero los minutos siguieron transcurriendo de forma estéril para los intereses heliopolitanos. En el tramos final del partido, el conjunto local sacó petróleo de otras salida fulgurante desde atrás. Unal, joven ariete turco que acaba de comparecer en el terreno de juego, soltó un tremendo derechazo tras ganarle la espalda a los centrales para certificar la victoria local. Frenazo en seco a la euforia desatada tras la victoria ante el Celta. Setién no contempla un cambio en el sistema, asume personalmente los desaciertos que sus hombres puedan cometer en el desarrollo de la idea de fútbol con la que el cántabro no está dispuesto a especular. Solo queda esperar que estos errores, que parece inevitable que sigan surgiendo, no cuesten puntos. En el deporte de élite, cualquier sistema debe ir asociado al objetivo último de ganar, ganar y ganar. No es demasiado justo pedirle a esta afición paciencia, pero no queda otra. 

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