Tal y como acordaron las partes en la jornada de ayer, la entidad heliopolitana ha hecho oficial este mediodía la desvinculación de Roman Zozulya. Según informan algunos medios, el internacional ucraniano, uno de los peores futbolistas que se ha enfundado la elástica verdiblanca que uno recuerda, y eso es mucho decir, percibirá las cantidades correspondientes a una de las dos temporadas que le restaban en su contrato. Resulta complicado imaginar que cualidades vio Torrecilla en este futbolista cuyo paso por Heliópolis será recordado por su frustrada cesión al Rayo Vallecano y todo lo que deparó aquel triste episodio. El delantero abandona la disciplina bética sin haber visto puerta, cuya experiencia con el escudo de las Trece Barras forma parte ya de la guasa eterna de la ciudad.
Fue aquella larga y cálida noche de verano, allá por el año 1977. El Real Betis Balompié logró coronarse campeón de la primera Copa del Rey, tras derrotar contra todo pronóstico a un rutilante Athletic de Bilbao. Aquella gesta afianzó ese Manquepierda inherente al club de las Trece Barras, ese aire mágico de una sociedad de ascendencia inequívocamente masónica. Nada de conformismo, siempre a por la victoria, incluso cuando los astros señalan que no es el día.
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