domingo, 22 de enero de 2017

Betis vs Sporting de Gijón (0-0)


   Lastimoso espectáculo el que han ofrecido esta tarde en el Benito Villamarín Betis y Sporting de Gijón. Ambos conjuntos se han hecho acreedores al desprecio más absoluto de sus aficiones, al hacer  gala de una alarmante falta de calidad a lo largo y ancho de un encuentro soporífero en toda su expresión, desprovisto de chispa y aptitud. El cuadro asturiano comparecía en Heliópolis con nuevo inquilino en el banquillo, con Rubí dirigiendo por primera vez a los rojiblancos tras la dimisión esta semana de Abelardo, pero el equipo demostró una vez más el porqué de su desesperada situación en la tabla. Mucho tendrán que modificar su propuesta nuestros "hermanos" gijoneses sino quieren verse abocados de forma irremisible a un segundazo que hoy por hoy parece prácticamente cantado. En el lado opuesto se encontraba el Betis, que contaba hoy con la oportunidad de cerrar la primera vuelta con doce puntos de ventaja con respecto a los puestos de descenso, aunque el desastroso planteamiento de partido y las manifiestas carencias de calidad impidieron tal circunstancia.

   Víctor sorprendió a todos de inicio, no en el tradicional dibujo de 5-3-2 dispuesto sobre el terreno de juego, que parece innegociable independientemente de quien se encuentre en frente, sino en las piezas utilizadas de inicio. Zozulia emergía por vez primera en el once en detrimento de Alegría y Brasanac mandaba al banquillo a Petros, tal vez por su aceptable papel la pasada semana en el Vicente Calderón. El resto de la formación era lo previsible, a tenor de las bajas que arrastra el equipo. Desde el principio la grada pudo intuir que hoy no era un día para alardes, con ambos contendientes incapacitados en la conducción y la llegada a portería. El primer cuarto de hora fue un tostón irritante, el Sporting hizo méritos suficientes para convertirse en el peor equipo que había pasado esta temporada por Villamarín pero los locales no le iban a la zaga. Ceballos no tenía el día y los delanteros pasaban desapercibidos. Durmisi despertó a los aficionados con un lanzamiento desde fuera del área que el meta despejó de puños. Minutos después fue de nuevo el danés el que llevó el peligro, esta vez en el bote de una falta que acabó rematando Pezzella, aunque el balón fue rechazado  por el meta asturiano. Cuando se alcanzaba la media hora de juego Rubén Castro lo intentó casi desde la medular pero su lanzamiento se perdió un poco por encima del arco defendido por Cuéllar. A continuación fue Donk el que lo intentó pero su cabezazo se marchó ligeramente desviado, en lo que supuso la ocasión más clara de la primera mitad. Durmisi lo volvió a intentar desde la frontal pero su disparo se marchó a córner y la jugada concluyó sin consecuencias. No dio para más el primer acto.

   El paso por vestuarios no representó cambios ni en el juego ni en el planteamiento de ninguno de los dos equipos. Saltaron al césped los mismos veintidós hombres que iniciaron la contienda pero Víctor tardó poco en mover el banquillo, a la vista de que el equipo seguía sin carburar. Jonas se animó con una internada en el área rival pero se entretuvo cuando lo tenía todo para disparar y se perdió la ocasión. El técnico llamó de inmediato a Álex Alegría buscando la mordiente que Zozulia no había sido capaz de aportar en los minutos que había estado en el partido. El ucraniano ni mucho menos pudo reivindicarse en el día en que había estrenado titularidad, más bien evidenció ser un futbolista absolutamente prescindible, otra pesada broma que nos tenemos que tragar los béticos. Petros ingresó al mismo tiempo por la desgraciada lesión de Brasanac, que tuvo que abandonar el choque con una luxación en el hombro. Precisamente el brasileño fue el protagonista de la siguiente ocasión por parte bética pero su disparo se marchó muy desviado. El Sporting perdía el tiempo de forma incomprensible ya que el empate de poco le servía pero su incompetencia tal vez le llevó a pensar que un punto era lo máximo que podía lograr. Los minutos transcurrían y el Betis se veía incapaz de desnivelar la contienda. Ceballos estuvo muy apagado toda la tarde y casi nunca consiguió  conectar con el ataque, Castro pasaba desapercibido, Durmisi no tenía la proyección atacante de otras tardes... El rival no inquietaba pero una cesión de Durmisi dejó a Cop solo ante Adán y el delantero asturiano dio el susto de la tarde al estrellar el balón en el palo. Hasta el final del envite Villamarín continuó asistiendo a un quiero y no puedo que degeneró en una protesta generalizada cuando el colegiado decretó el final del encuentro. Otro triste episodio de mediocridad y medianía. Así resulta imposible aspirar a algo más que no sea deambular trágicamente por la categoría sin otro objetivo que no sea la permanencia. 

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