Las formas importan. Y de qué manera. El RBB ha cuajado probablemente el mejor encuentro en lo que va de temporada, una de las mejores actuaciones que se recuerdan en Heliópolis, justo una semana después del ridículo espantoso perpetrado ante el Sporting de Gijón. El propio Adán comentó de forma certera en zona mixta que el equipo había hecho el partido más completo en mucho tiempo. Pues a pesar del partido sublime realizado ante el FC Barcelona el premio obtenido ha sido el mismo que ante los asturianos, aunque la manera en que este punto ha caído en el casillero verdiblanco ha sido radicalmente opuesta. Hay un dato que habla por si mismo, el bético se marchó a casa con sensación de rabia por haber perdido dos puntos. La escenificación coral de todo el equipo, que interpretó de forma genial el buen planteamiento del técnico, permitió que los locales lograran someter a todo un Barça. Presión alta, coraje y buen juego, por momentos los pupilos de Víctor bordaron el fútbol. El empate in extremis logrado por los azulgranas contrarió al aficionado pero la mayoría coincidió en que jugando así la parroquia será feliz de una vez por todas. Solo así llegará la paz social, solo así se espantarán los fantasmas, solo así los actores del verde otorgarán al graderío la grandeza que se merece.
Víctor Sánchez del Amo demostró que aguardaba como agua de mayo la llegada de los refuerzos. Ruben Pardo y Alin Tosca, con apenas unas cuantas sesiones bajo la disciplina bética, lograron convencer al técnico y se hicieron con un puesto en el once a pesar de la exigencia de la cita. Con el mismo dibujo de siempre, Mandi, Pezzella y Tosca formaban el eje de la zaga, con Durmisi y Piccini actuando en los carriles. Ruben Pardo debutaba en la medular junto a Ceballos y Petros, mientras que arriba el técnico se dejaba de experimentos y, con Sanabria en el dique seco, era Álex Alegría el que acompañaba a Rubén Castro. El Betis fue a por el partido desde el pitido inicial. Con apenas un minuto en el luminoso Dani Ceballos ya había probado a Ter Stegen. Aunque el meta blaugrana atrapó el esférico sin problemas la acción del utrerano era toda una declaración de intenciones. La línea de tres cuartos incomodaba la salida de balón del rival y este asedio generó no pocos problemas al equipo de Luis Enrique. El Betis triangulaba con suficiencia e impedía que los culés desarrollaran su fútbol habitual. Rebasado el primer cuarto de hora, de nuevo Ceballos agarró un fenomenal chut desde la frontal ante el que el meta azulgrana esta vez tuvo que emplearse a fondo para desviar a córner. El canterano volvió a realizar un inmenso partido. Durmisi surgía una y otra vez por su banda, poniendo en apuros a Vidal y dejando constancia una vez más que es, a buen seguro, el gran acierto de la secretaría técnica para esta temporada. Castro, muy desacertado toda la mañana, lo intentaba una y otra vez pero sus disparos se perdían sin trascendencia alguna. Contra todo pronóstico, el guión estaba cambiado, para deleite de los aficionados y, aunque no llegaba a inquietar el marco de Ter Stegen, el Betis manejaba el encuentro e impedía las transiciones del rival. Hasta el tramo final del primer tiempo no apareció el tridente barcelonista, situación que solventó un acertado Adán al rechazar el disparo de Neymar, que había aprovechado el excelente servicio de Messi para superar por primera vez el entramado defensivo bético. En los compases finales, Piqué vería la cartulina amarilla al derribar a Rubén Castro, que ya había superado el zaguero catalán. El canario se encargó de lanzar el golpe franco pero el balón se perdió por encima del travesaño. Esta jugada fue el epílogo del primer acto. Los protagonistas enfilaron el camino de los vestuarios en medio de una gran ovación, la que supo tributar el respetable a su equipo por el excepcional trabajo realizado.
Tras el descanso, el escenario permaneció invariable. El Betis seguía ejerciendo una presión altísima, fruto de la cual hombres como Messi, Neymar o Suárez pasaban prácticamente desapercibidos por el césped del Villamarín. Los casi 44.000 espectadores se tenían que frotar los ojos ante lo que sucedía sobre el terreno de juego, divirtiéndose de lo lindo, orgullosos de su equipo. Rozando la hora de partido Luis Enrique, que ya había hecho muestras de no estar contento con lo que estaba presenciando, movió el banquillo, retirando del partido a Denis Suárez y dando una oportunidad al luso André Gomes. El Betis cercaba el área rival cada vez con mayor intensidad pero las ocasiones no llegaban. Luis Enrique volvió a mover ficha para afrontar el último cuarto de partido, colocando más pólvora en las bandas con las entradas de Alba y Sergi Roberto. Rubén Pardo fue el primero en abandonar el partido por parte bética. El riojano mostró unas buenísimas prestaciones en su debut como bético, descongestionando el juego en la medular y presentando muchas cualidades de las que adolecía esa línea, como visión de juego, balón en largo, circulación inteligente, cualidades todas ellas que indudablemente ayudarán a su nuevo equipo. Donk ocupó su sitio en el campo y contribuyó junto el resto de sus compañeros a mantener el equilibrio y el dominio que estaba decantando la batalla del lado verdiblanco. El larguero se interpuso en el disparo de Ceballos, el mejor del partido, cuando ya se cantaba el primero de la matinal. Descomunal la demostración de poder del canterano que definitivamente ha dado el salto de calidad que muchos presumían cuando apenas contaba con diecisiete años. Tres minutos después fue de nuevo el palo el que impidió el tanto bético, esta vez tras disparo de Rubén Castro. El canario se proyectó en ataque y Ter Stegen, que había hecho la estatua, vio como el poste repelía el disparo del delantero bético. Sin embargo, al minuto siguiente el Betis logró por fin inaugurar el luminoso del Villamarín. El tanto llegó tras el lanzamiento de un saque de esquina, la defensa azulgrana repelió el peligro en primera instancia pero Álex Alegría, el más listo de la clase, logró empujar el balón hasta el fondo de las mallas, a pesar de los intentos de Piqué por evitarlo. La grada lo celebró a lo grande. Era el justo premio a un trabajo colectivo ímprobo, de dimensiones colosales. Tras el gol, el Barça se fue con todo a por el empate y el Betis comenzó a sufrir. Sin embargo, a diez minutos para la conclusión Rubén Castro lo tuvo en sus botas para cerrar el encuentro. El ariete canario aprovechó una contra para presentarse solo delante de Ter Stegen y, con todo a favor, falló en el mano a mano, estrellando el balón contra el cuerpo del cancerbero teutón. Castro, que tanto nos ha dado en estos años, no anduvo fino en el día de hoy y su falta de puntería impidió que todos los puntos en juego se quedaran en Villamarín. El equipo aguantaba como podía las acometidas azulgranas. Las fuerzas ya no eran las mismas y Víctor decidió oxigenar el equipo con las entradas Rafa Navarro y Nahuel. Petros, con amarilla, y Alegría, extenuado, abandonaron el partido cuando restaban apenas seis minutos para la finalización. Mandi evitó hasta en dos ocasiones el tanto del empate, despejando bajo palos cuando Adán ya estaba rebasado. La repetición confirmó que en el primero de los remates el balón había rebasado completamente la línea pero el trío arbitral erró al no conceder gol. Finalemente el tanto llegaría en el último minuto del partido. Nahuel, el único lunar en el partido de hoy, logró desesperar a los suyos con un error infantil en la salida de balón. Esos despistes en zona de tres cuartos se pagan muy caros ante este tipo de equipos. Así, Suárez cazó el buen pase al hueco de Messi para batir a Adán por bajo, nivelando el marcador a pesar de las virtudes mostradas por unos y otros. Los minutos de añadido no alterarían más el marcador. Tablas al final de un choque intenso en el que el Betis fue merecedor de algo más. El Barcelona, maniatado en todas sus líneas, solo inquietó el marco de Adán cuando tenía el marcador en contra y supo aprovechar el error de Nahuel para penalizar a un fantástico Betis fantástico. Nada que reprochar al equipo. Víctor ha logrado hacer de Villamarín un feudo inexpugnable, a poco que logre mejorar su rendimiento como visitante podrá hacerse acreedor a cotas superiores.
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