Punto...y final. El pírrico objetivo marcado para la temporada que está a punto de concluir se ha logrado de forma matemática, tras el empate obtenido esta tarde en Ipurúa. El broche a una campaña harto mediocre se pondrá el próximo domingo ante un Getafe que llega a Villamarín con muchas urgencias, teniendo los de Merino por delante únicamente la obligación moral de despedirse de su parroquia con una victoria y, de paso, quedar clasificado lo más arriba posible. Torrecilla ya puede empezar a trabajar en la confección de un Betis competitivo y digno, tarea nada fácil teniendo en cuenta que para llevarlo a cabo se deberán producir muchas altas y bajas en todas las líneas. Merino, entre bajas y sanciones, dispuso sobre el césped de Ipurúa un once con muchos cambios, con Cejudo en el lateral derecho, N´Diaye en el eje de la zaga, Xavi Torres como pareja de baile de Petros en el mediocentro y Portillo enlazando con un ataque compuesto únicamente por Rubén Castro. El partido comenzó sin chispa, con mucho centrocuentismo y sin que ninguno de los dos equipos llegara al área rival. Así llegamos al minuto 25 de juego, momento en el que Adán aparece por vez primera en el encuentro para salvar a su equipo, después de un remate a bocajarro de Ramis tras el saque de un córner. Portillo quebró en parte el bostezo en el que se había convertido el partido, conduciendo una contra desde la medular hasta la la frontal, donde observó la llegada por su izquierda de Rubén Castro, aunque el canario falló incomprensiblemente ante la meta de Irureta, rematando en semifallo y desperdiciando una clara ocasión para inaugurar el electrónico. A la siguiente que tuvo no falló. Una triangulación en la corona del área entre Portillo y Joaquín permitió que el portuense se pudiera plantar en línea de fondo para asistir a un Rubén Castro que se incrustó entre los centrales para empujar el balón a la red y, ahora si, colocar el 0-1 en el marcador. Un Betis que fue de menos a más se marchó al vestuario con ventaja y los resultados que se daban en ese momento en los demás partidos también le favorecían para certificar de una vez por todas la permanencia.
Mendilibar movió inmediatamente el banquillo con el objetivo de darle la vuelta al marcador, para lo cual dio entrada a Enrich en la punta del ataque armero. Con el paso de los minutos el dominio local se hizo aún más patente y Adán, como ocurrió en otros muchos encuentros, comenzó a ser crucial para los suyos, salvando situaciones generadas en parte por la impotencia del equipo a la hora de sacar el balón jugado. El Betis no podía hacer frente al empuje de los locales, que parecían ser realmente los que se jugaban algo, y apenas lograba salir de su propio campo. Como no podía ser de otro modo, restando un cuarto de hora para la finalización, el Betis perdió su ventaja en el marcador. Enrich se aprovechó de un pase filtrado por Capa al interior del área y logró rematar junto al palo izquierdo de Adán, que esta vez no pudo hacer nada para evitar el gol. El equipo siguió sufriendo el acoso del conjunto guipuzcoano, pero el arquero bético anduvo fino para evitar que todo el botín en juego se quedara en tierras vascas, que hubiera sido lo más justo. Enésimo despropósito de un equipo que, al final de la contienda, respiró aliviado con los puntos necesarios en su casillero para mantenerse en primera una temporada más. Objetivo logrado con más pena que gloria, tras deambular en no pocas ocasiones, con una plantilla que precisa ser remozada profundamente de cara al próximo curso, si es cierta esa intención que transmite el consejo de dar un salto de calidad real. Veremos si estos rectores logran desterrar el bochorno de Heliópolis. Las nuevas estructuras de Heliópolis echan a andar.
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