A la conclusión del encuentro ante el Real Valladolid, Rubén Castro era abordado por los periodistas de Canal+ en zona mixta. A los informadores parecía importarles muy poco el hito que el futbolista acababa de lograr, superar la cota de los 100 goles vistiendo la elástica de la entidad heliopolitana y el pelotero mordió el anzuelo. Cuando Castro fue cuestionado por los controvertidos cánticos machistas obró con tanta torpeza que no fue capaz de recriminar los vandálicos actos de unos cuantos acomplejados que siguen teniendo su localidad reservada en Gol Sur. "Cada uno es libre de decir lo que quiera", esas fueron las palabras que espetó el delantero canario, deteriorando la sublime intervención con la que nos acababa de deleitar.
La repercusión de estas declaraciones fue creciendo tan apresuradamente que cuando aún quedaba público en el estadio ningún medio le concedía un segundo ni a su hat-trick ni al liderato provional del equipo. Imagino que alguien del entorno del club con algo de materia gris en su cabeza trató de revertir la situación y "obligó" al futbolista a realizar una aparición en los medios del club para matizar su testimonio y condenar, ahora si, "la violencia en todas su formas y en contra de cualquier manifestación que la justifique." No quiero entrar a valorar si estas declaraciones a la web del club son las que se ciñen realmente a los sentimientos reales del futbolista, todos los béticos pacíficos y con cierto grado de evolución queremos creer que si. No obstante, parece evidente que esta forma de expresión está lejos del alcance de su mermada formación y el movimiento se asemeja más un artificioso comunicado del club puesto en boca del individuo que ha levantado la polvareda. No se hace ningún bien Rubén Castro con este tipo de actuaciones, todos sus compañeros lo ven como un hombre tranquilo pero me inclino a pensar que no goza del ingenio suficiente para hacer frente a la complicada situación judicial a la que se enfrenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario