La afición bética ha tenido que soportar otra humillación esta noche. |
El aficionado del Real Betis Balompié ha sufrido esta noche un nuevo atropello, un bochorno innecesario, una afrenta que le será muy difícil de olvidar. El resultado de la ida había puesto muy cuesta arriba la eliminatoria. Pepe Mel, en uno de los últimos servicios prestados al club, decidió no competir en esta competición y de ello se aprovechó el eterno rival que, andando, venció por dos tantos a ceros en Villamarín. Merino decidió salir esta noche con todo. Y es que Juan Merino, hombre de la casa, bético de nacimiento y convencimiento, entiende la relevancia que en esta ciudad tiene un duelo ante el Sevilla FC. Y sobre todo, comprende que caer derrotado de la forma en que lo ha hecho esta noche el Betis es una losa difícil de asimilar, más allá de la imagen, los objetivos planteados a comienzos de la temporada y la guasa de las calles.
Todo salió mal desde el comienzo. Reyes puso por delante a los suyos a los 4 minutos de juego y en ese momento dio comienzo la pesadilla. Merino había puesto en liza lo mejor de su plantilla pero la actitud, una vez más, no fue la adecuada y esa falta de intensidad fue la causante del sonrojante ridículo que hizo el equipo, para gozo del aficionado de la acera de enfrente. El Betis apenas hizo trabajar a Rico y realmente la crónica de este partido queda resumida desde mi primera reflexión. Pasada la media hora llegó el segundo de la noche, por mediación de Ramí. Sin nada ya en juego, la grada se cebó de forma sangrante. Cánticos de los que no quiero acordarme, sorna, ironía. Espero que algún día alguien pueda ayudar para que esto no vuelva a ocurrir nunca más. No hay lugar para la venganza, el causante de lo sufrido hoy es el propio bético que consiente que personajes con poca o ninguna visión del negocio se sienten a dirigir los designios del club, por no citar a aquellos que históricamente han antepuesto sus intereses a los del club.
El segundo tiempo fue una tortura para el bético. El hincha nervionense, al parecer dolido por haber tenido que soportar feos detalles durante las dos visitas realizadas a Villamarín, se mofó de la desdicha verdiblanca y se ensañó hasta la extenuación. El tercer y cuarto gol llegaron en la recta final del encuentro para certificar el pase sevillista a los cuartos de final con una indigna y pasmosa facilidad. Mel, Macià, dirigentes, ¿tienen ustedes algo que decir?
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