domingo, 27 de septiembre de 2015

Sporting de Gijón vs Betis (1-2)

Joaquín cabecea a la red el tanto del empate
   Un Betis con dos caras bien distintas. Ese es, a buen seguro, el titular que mejor podría describir la actuación ofrecida por los hombres de Mel en la mañana de hoy. De inicio, el técnico verdiblanco dispuso sobre el césped del Molinón una medular extraña e inusual, con Cejudo actuando por la izquierda, tal vez asistiendo a Varela en el difícil duelo que se le presentaba ante Joni. Por la derecha actuaba Joaquín y por dentro N´Diaye, Portillo y Ceballos. El equipo salió sin tensión y durante la primera media hora de partido fue bailado de manera sonrojante por el cuadro local. Halilovic, el jugador cedido al Sporting por el FC Barcelona, hizo lo que quiso, manejando el ritmo que mejor le interesaba a su equipo en cada momento. El Betis no podía parar el aluvión de juego propuesto por los sportinguistas y solo Adán, prodigioso en varias intervenciones, evitó males mayores. Quedará en la retina del aficionado la jugada en la que Jony, tras deshacerse de Varela, disparó y obligó al guardameta de Mejorada del Campo a emplearse a mano cambiada para evitar lo que parecía el primer gol de la mañana. La mano del arquero bético mandó el balón a la cruceta, para alivio de los muchos aficionados verdiblancos que, una vez más, se dieron cita en el feudo gijonés para insuflar aliento a los suyos. Posteriormente, una decisión del trencilla Martínez Munuera benefició a los intereses béticos ya que Piccini cortó un balón con la mano dentro del área. El colegiado no decretó penalti y la repetición de la jugada no le dejó en buen lugar. Sin embargo, poco después el conjunto fenomenalmente adiestrado por Abelardo recibió el justo premio al dominio apabullante mostrado en los minutos que se llevaban disputados. Una vez más la jugada partió de las botas de Halilovic. El talentoso jugador croata partió de banda derecha sin que Varela pudiera detenerle y habilitó a Castro, quién, ganándole la posición a Westermann en una gran maniobra, encaró a Adán y le batió en el uno contra uno. El Betis no reaccionó tras el gol y los rojiblancos siguieron generando peligro. Solo en los últimos minutos del primer acto, el conjunto heliopolitano dio leves señales de vida pero, sin duda alguna, lo mejor que podía acontecer era que el árbitro indicara la finalización del primer tiempo. Malísima imagen ofrecida, siempre a merced de un rival que demostró empuje, calidad y ganas.

   En el segundo tiempo la historia cambió radicalmente. El equipo regresó de los vestuarios espoleado, empujando arriba con bravura. A los pocos segundos de la reanudación Cejudo cortó un balón en tres cuartos de campo, progresó con el balón y colgó un balón perfecto a la cabeza de Castro quien, en vez de rematar, asistió a Joaquín para que, a placer y también con la testa, enviara el balón al fondo de la red. Si estos dos artistas se entienden el Betis tendrá la mitad del trabajo hecho. El portuense ponía las tablas en el marcador y, ahora si, la imagen era la de un equipo ambicioso y creativo. Joaquín se desplazó a la media punta y este esquema le sentó mucho mejor al equipo. La presión ejercida en todo el campo hacía que el Sporting no carburara y fuera una caricatura de lo mostrado en los primeros cuarenta y cinco minutos. Apenas diez minutos después del empate Adán recogió un balón y, viendo la situación adelantada de Rubén Castro, pateó en largo. El defensa que cubría la posición del delantero marró en su intento por despejar y el canario aprovechó el regalo como solo él sabe hacerlo. Enfiló la puerta rival con una velocidad asesina para, antes de pisar área, lanzar un zapatazo y sorprender a Alberto por su escuadra. Golazo con mayúsculas para colocar al Betis en franquicia. El partido era otro bien distinto, parece mentira que, teniendo alternativas y capacidad, el equipo hubiera mostrado un primer tiempo tan pobre. El Sporting se fue a por el empate y pudo haberlo logrado si no es de nuevo por la actuación de Adán y por los propios errores de sus delanteros. En la otra portería, Westermann y, sobre todo Molina, pudieron haber cerrado el encuentro con el tercer tanto pero tampoco estuvieron atinados de cara a puerta. Los tres puntos viajan camino de Sevilla y eso hace que la tranquilidad se instale de nuevo en el vestuario. El equipo regresa a la zona media de la tabla y afronta la próxima jornada con ánimos renovados. Magnífico ambiente en las gradas con un tiempo para cada equipo, demostrando ambos que pueden tener un hueco en la élite. 

  

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