|
Esta noche se pudo ver de nuevo la versión más triste del equipo |
Clara derrota la que ha cosechado el RBB esta noche en el estadio de San Mamés, al caer por tres goles a uno y después de haber cuajado un pobre encuentro. Los leones, al igual que ocurriera en Villamarín el pasado mes de noviembre, se mostraron netamente superiores a los verdiblancos, que no supieron contrarrestar la intensidad y la velocidad ejercida en todas las áreas del campo por los hombres de Valverde. Ni tan siquiera las muchas rotaciones que realizó el técnico rojiblanco en el once inicial, después de haber disputado el pasado jueves un duro encuentro de competición continental, sirvieron para que el cuadro bético pudiera sacar algo positivo en su visita a la catedral, que vio como se rompía su racha positiva de resultados y de paso los ilusorios anhelos europeos que algunos aficionados empezaron a lanzar al aire tras la apurada victoria lograda ante el Granada el pasado domingo en Villamarín.
El técnico heliopolitano colocó de inicio a Montoya en el flanco izquierdo, sustituyendo al sancionado Vargas, y a Molinero en su sitio natural. Por delante de Petros y N´Diaye aparecían dos extremos natos como son Musonda y Joaquín, con Molina y Castro en la punta del ataque, en lo que se puede considerar un dibujo atrevido, teniendo en cuanta la enjundia del rival que tenían en frente. Sin embargo, el Betis salió al castigado césped de San Mamés dormido, otorgando en todo momento la posesión de balón al Athletic. El entusiasmo local acorraló en su campo al Betis desde los primeros instantes del envite, y esa falta de contundencia hacía que todo el juego discurriera en terreno verdiblanco. Musonda, muy cubierto todo el partido, no se sintió cómodo y apenas apareció, concentrándose el poco juego de ataque verdiblanco en la banda opuesta, con Joaquín que lo intentaba de todas las maneras aunque sin mucho éxito. Con el paso de los minutos, el Betis se fue desperezando un poco del dominio local aunque los leones llegaban a las inmediaciones de Adán con pasmosa facilidad. N´Diaye tenía que multiplicarse para apagar los numerosos incendios que provocaba la imprecisión de sus compañeros con el balón en los pies. Aunque el Athletic era dueño y señor del partido, la primera gran ocasión del partido estuvo en las botas del Rubén Castro. Molina recuperó un balón en la frontal, prolongó hacia la llegada de Petros y el servicio del brasileño fue rematado por el canario algo desviado por encima del del marco defendido por Iraizoz. Los aficionados no tuvieron tiempo para hacerse ilusiones ya que instantes después, San José colocó un balón en largo a la espalda de Pezzella, que midió mal en el salto, situación que permitió que Sabin Merino pudiera orientar el balón y plantarse solo delante de Adán, teniendo todo el tiempo del mundo para pensar que hacer antes de batir al meta bético y subir el primer gol de la noche al marcador. El argentino dio la razón a aquellos que abogan por sus pocas prestaciones en cobertura, alardeando una falta de contundencia alarmante que le costó muy cara al equipo. En las postrimerías del primer tiempo llegó el segundo en una jugada iniciada por Muniain, que remató a puerta tras recoger un centro que llegaba desde la derecha. El balón rechazado por Pezzella llegó a Mikel Rico que llegó desde atrás sin que nadie le obstaculizara para remachar el balón a la red. Adán, muy tapado, no pudo hacer nada para evitarlo.
Tras el paso por vestuarios la vida continuó igual. El conjunto vizcaíno no bajó el pistón y siguió dominando la situación con absoluta comodidad. A los tres minutos de la reanudación, de nuevo un pletórico Mikel Rico voleó desde fuera del área un balón suelto y, aunque Adán rechazó in extremis, Merino recogió el rechace para empujarla a la red completamente a placer, ante la parsimonia de la defensa bética. Ceballos y Fabián saltaron al campo por Petros y Molina pero el equipo no fue capaz en ningún momento de remontar el vuelo. Con el 3-0 en el marcador el Betis trató de irse arriba pero los locales permanecieron firmes en el terreno de juego, en parte por la falta de claridad con la que los hombres de Merino encaraban el campo contrario. Ceballos nunca fue un revulsivo, empeñado en escoger siempre la decisión equivocada. Mientras tanto, Adán seguía teniendo mucho trabajo puesto que los delanteros bilbaínos, que no perdían un ápice de ambición, se plantaban en el área bética con gran facilidad. Por el contrario, Castro apenas veía pasar el balón por su lado y esa circunstancia penaliza demasiado al equipo. Los minutos fueron pasando entre posesiones largas que siempre concluían con algún error de bulto que impedía que el equipo pudiera incomodar a un Iraizoz que vivía muy cómodo bajo los palos. Ceballos lo siguió intentando pero estuvo siempre muy bien tapado, sobre todo por un inconmensurable Mikel Rico, dueño y señor de la medular. En definitiva, se pudo evidenciar a lo largo y ancho de todo el encuentro la diferencia existente hoy por hoy entre ambos equipos. En los compases finales del encuentro, Cejudo sustituyó a un desacertadísimo Molinero pero el partido estaba muerto hacía muchos minutos. En las postrimerías del encuentro, Castro envió al palo un buen pase de Joaquín y en la siguiente jugada, el ariete bético hizo el tanto del honor bético tras cabecear a la red el perfecto servicio del portuense desde la esquina. Los más optimistas que el pasado domingo apostaban por intentar luchar por objetivos más allá de la permanencia han recibido esta noche un baño enorme de realidad.