Otra fecha tristemente célebre en la centenaria historia de la institución. Hoy se ha producido la salida en cadena de miembros del consejo. La entidad tiene desde hoy un nuevo presidente, el quinto en menos de cinco años. También tenemos nuevo entrenador (de forma transitoria, en principio), el quinto también pero esta vez en poco menos de un año.
Esta situación de transitoriedad que nos impone la intervención judicial, la ineptitud de los órganos de gobierno, la pasividad de jugadores y, porque no decirlo, de la afición, nos ha conducido a esta dramática situación. Es penoso contemplar desde mi butaca de gol norte los bandazos que da el equipo, las remolonas cambayás que está dando el club de mis amores, siempre auspiciadas por unos pobres hombres que desgobiernan sin ningún escrúpulo ni dolor.
Acaba de arribar el señor Ollero. Ha dejado algunas frases en su primera intervención a las que me gustaría agarrarme con el desinteresado afán de que sea el definitivo resurgir del Real Betis Balompié. Es cierto que el club no merece la situación deportiva que tiene. Y no la merece básicamente por el respaldo social que tiene. Apoyo de todos y unidad, celebro esta intervención ante el asedio al que venimos estando sometidos desde hace años, con tantas plataformas, aguilillas, judicializaciones y otras apuestas fanfarronas que están masacrando este sentimiento. ¡Fuera intereses personales! Nuestro único rédito debe ser siempre ver pasear los latidos de las trece barras con orgullo y decencia. ¡Qué mayor gusto que ese!
Señor Ollero, en lo que usted pueda, no permita que esas palabras que nos ha dejado el día de su investidura se las lleve el viento. Denuncie a todos aquellos que quieren sacar pecho a costa del Betis, a todos aquellos que no sufren con la calamitosa condición en la que nos vemos. ¡Ánimo, señor Ollero! Vienen mal dadas pero no lo dude, el Betis siempre vuelve. Haga usted que se quede de una vez por todas.
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