viernes, 26 de agosto de 2016

Betis vs Deportivo (0-0)


   El estreno liguero en el Benito Villamarín también resultó decepcionante para el aficionado bético, demasiado acostumbrado a regresar a casa con el gusto amargo de la mediocridad incrustado en el ánimo. Tras el batacazo del Nou Camp, donde lo menos indigno fue el resultado, Poyet realizó algunos cambios en la alineación inicial, colocando a sus hombres con un 4-3-3, sistema más utilizado durante la pretemporada. Pero este dibujo se queda cojo ya que nadie entra por la izquierda y la medular siempre parece incapaz de conectar con la vanguardia y deshacer todos los incendios provocados, en demasiado ocasiones por errores propios en el pase. Piccini y Joaquín, por el flanco diestro, junto a Fabián, que volvió a dejar en el banquillo a Ceballos, fueron las principales novedades con respecto al encuentro disputado ante el FC Barcelona. Los locales casi siempre llevaron la iniciativa pero la distancia entre líneas y la falta de consistencia en la medular impidieron que el dominio tuviera continuidad y, sobre todo, repercusión en el marcador.  Petros hacía una barbaridad de kilómetros pero las acciones de Gutiérrez y Fabián provocaban que el partido fuera plano y sin ritmo. Era evidente que los locales hacían más méritos que el rival para llevarse el partido pero era del todo insuficiente, motivo por el que el público mostró pronto su enfado. Joaquín, muy enchufado, era el principal aval atacante de los verdiblancos, Durmisi demostró mejores condiciones en ataque que en defensa, Sanabria siempre se mostró batallador y Rubén no tuvo su día. Un chut de Sanabria que se marchó por encima del larguero y un cabezazo de Mandi tras el lanzamiento de un saque de esquina fueron las ocasiones más claras de un primer acto en el que el Deportivo solo disfrutó de tímidos acercamientos que casi nunca inquietaron el arco de Adán. 

   Tras el paso por vestuarios pareció que el Deportivo daba un paso adelante y estuvo a punto de adelantarse en dos ocasiones. El poblado graderío entonó entonces música de viento y los hombres de Poyet reaccionaron, recuperando esa estéril iniciativa mostrada durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Se pidió penalti en la grada por unas posibles manos de Mosquera pero Clos Gómez no vio situación punible. Sanabria siguió intentándolo y Durmisi, tras una excelente jugada personal, estuvo a punto de abril el marcador, acción desbaratada in extremis por Germán Lux. Rebasada la hora de juego se incorporó al choque Musonda, sustituyendo a un blandito Fabián. El belga estuvo a punto de encontrar portería tras un lanzamiento lejano que se marchó algo desviado junto al palo derecho de Lux. El joven extremo lo siguió intentando pero no estuvo acertado en los metros finales. A falta de un cuarto de hora para la conclusión Cejudo reemplazó en el césped a Felipe Gutiérrez, decisión que volvió a dejar perpleja a la grada. El cordobés se deja el pellejo en cada encuentro y es muy versátil pero sus prestaciones son realmente pobres, razón que motiva el enfado del aficionado, incapaz de digerir el empeño de Poyet con este jugador. En los compases finales del choque, sin que el escenario hubiera cambiado, ingresó Ceballos en terreno de juego, que se fue con todo en busca del tanto que dejará todos los puntos en Heliópolis, circunstancia que finalmente no se dio. Pudo ser incluso peor ya que un último acercamiento deportivista acabó con un cabezazo de Borja Valle que, con todo a su favor, estrelló en el lateral de la red. Insulso empate, equipo por hacer y mismas sensaciones de siempre. Bronca del respetable tras el pitido final. Poyet declaró en rueda de prensa que no comprendía el enfado del público y puede que no le falte razón. Es cierto que es pronto y esto acaba de comenzar pero la mochila que lleva el aficionado a cuestas es demasiado pesada. Sencillamente, está harto y, afortunadamente, lo expresa abiertamente. Una hinchada exigente es el comienzo de algo bueno, basta ya de voceros y tragasables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario