Las Trece Barras están de vuelta. El merecido castigo impuesto tras la bochornosa temporada de los 25 puntos ha sido tortuoso, casi interminable, pero tras once meses de peregrinaje en el pozo el equipo verdiblanco ha recuperado su sitio en Primera División. Este ha sido del décimo segundo ascenso a la élite, un dato que habla por si solo de la inestabilidad que casi siempre ha acompañado a la entidad. 28 temporadas en la categoría de plata son demasiadas para un conjunto que cuenta con un respaldo social y un potencial inmenso para generar unos ingresos que sean capaces de construir unos cimientos firmes, una estructura que le permita convivir en la élite con suficiencia. Ahora que parece que en el club que se están abriendo las puertas a la modernidad, es necesario que se ponga al mando, como parece que así está ocurriendo, un equipo de personas cualificado y honrado, que tengan en sus sesos una única prioridad: el Real Betis Balompié.
El estadio Benito Villamarín ha tenido durante la temporada una afluencia que ha superado los 30.000 espectadores de media. No queda ninguna duda acerca de la fidelidad de una afición que nunca ha puesto precio a sus sentimientos aunque haría bien en enseñar a los dirigentes de turno el verdadero significado del Manquepierda. Junto a la fiel infantería hay que recalcar la aportación de los técnicos del equipo que se han fajado a ras de hierba junto a sus jugadores. Juan Merino reemplazó con éxito a un triste Julio Velázquez, que tras catorce jornadas al frente de la nave salió por la puerta de atrás dejando al equipo en sexta posición a 8 puntos del ascenso directo. El bravo técnico de La Línea dirigió al equipo de forma transitoria durante las 4 jornadas que siguieron a la destitución de Velázquez, logrando un pleno de victorias que auparon al equipo a la tercera posición, a tan solo tres puntos de la cabeza. Pepe Mel cogió al equipo con el viento a favor en la jornada 19. En la 29, tras el recordado triunfo en el estadio Insular de Las Palmas, el equipo agarró el liderato y ya no lo soltó más.
En el equipo hay que resaltar el rendimiento de varias piezas que ha sido clave para la consecución del ascenso. En la portería, Adán ha seguido demostrando la misma integración, predisposición y entrega con el proyecto, siendo un referente en el vestuario en el apenas año miedo que lleva enrolado al equipo de La Palmera. Giménez ha demostrado también su valía en los pocos minutos que ha disputado. Sin embargo, la defensa necesita una profunda reestructuración en todos sus puestos. En primera virtudes como la consistencia, el carácter, la velocidad o la anticipación se hacen esenciales y la secretaría técnica no tiene otro remedio que acudir al mercado en busca de hombres que reúnan esas condiciones. Además, al menos un lateral para cada flanco debe llegar este verano, jugadores con llegada y capacidad de trabajo. Algo similar ocurre en la medular, sobre todo en labores de destrucción. El club ya le ha comunicado a Xavi Torres y Lolo Reyes que no cuentan para la próxima temporada, quedándose de este modo N´Diaye, que no ha cuajado una buena temporada en segunda, como el único capaz de realizar esas tareas. En la zona de creación Matilla y Cejudo están muy en entredicho, por el contrario Ceballos y Portillo formarán parte de la plantilla. A ellos parece que se les va a unir como primer refuerzo para la próxima temporada el holandés Rafael Van der Vaart, toda una incógnita tras dos discretas campañas en las filas del Hamburgo. En los extremos el equipo no tiene referencias válidas, una vez que Vadillo y Pacheco ya conocen de boca de Macià y Mel que deben cambiar de aires ya que no podrán contar con minutos. Arriba, Rubén Castro y Molina han demostrado a sus 33 años que siguen estando en un momento dulce y son aún muy aprovechables. Entre los dos han conseguido casi el setenta por ciento de los tantos anotados en el torneo doméstico, dato que deja a las claras el peso específico de ambos en la consecución del objetivo. llevan 5 temporadas destrozando las redes rivales, un exitoso lustro que los ha encumbrado como una pareja leyenda que los aficionados no podrán olvidar jamás. Para el próximo ejercicio debería llegar un ariete que pudiera disputarles la titularidad.
La temporada 2015/16 será la quincuagésima que el conjunto helipolitano dispute en Primera. Los técnicos deben confeccionar unos mimbres sólidos para que el aficionado no tenga nunca más que asistir a encuentros de una categoría que no son comparables con su lealtad. Forjemos entre todo el nacimiento de un equipo de leyenda, existe potencial suficiente para afianzarse en la flor y nata del fútbol español, no hay más que echar un vistazo al vecino para comprender que con posibilidades y aptitudes similares se puede llegar muy lejos.
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