domingo, 19 de octubre de 2014

Deducciones Post-Partido

   Parece que las llamas del infierno ya no nos queman. No es que hayamos abandonado sus tórridas fronteras, es simplemente que nos hemos acostumbrado a arder del puro estrépito que asoma a nuestros ojos cada fin de semana. Estrepitosa imagen la de los chicos de Velázquez, otra calamidad más.

   La afición siempre hace lo que tiene que hacer pero en el césped hay que fajarse, en los despachos hay que tener actitud y los técnicos deben tener criterio y conocimiento. De todas esas cosas, solo se cumple lo primero: el aliento de la fiel parroquia. Llego a pensar que ni tan siquiera ésta hace lo que debe, al menos en estos momentos. Es muy posible que su deber ahora sea simplemente no hacer nada, al menos como lo hace ahora, desgañitándose en vano para que los suyos hagan su trabajo. Nos costará más o menos aceptarlo pero el club de las trece barras, hoy por hoy, es una entidad moribunda y arruinada, en sus conceptos y en lo meramente futbolístico. ¡Leña al mono, pues! Se acabó reírle las gracias al caricato, reprender, criticar, protestar, dar la espalda si hace falta, manifestarse. Tal vez, dar la espalda

   Velázquez debiera haber sido ya destituido. ¿Otra oportunidad? ¿Para qué? Claro que sí. Para que el próximo sábado las gradas descarguen su furia contra la ineptitud del técnico y no contra los dirigentes. El Consejo está siendo incapaz de poner orden. No es que tenga el club desgobernado, es que solo manejan por intereses propios que van más allá del amor a los colores. Estos no entienden de eso. Son tan torpes que no atinan a vislumbrar que este club, bien regido, en primera, sería una máquina permanentemente activa de generar dinero. Pero ni eso son capaces de ver.

   ¿No hemos tenido bastante con la afrenta de la pasada temporada? ¿Queremos prolongar la caída? ¿Hasta donde? ¿Despeñarnos, tal vez? El equipo que trata de dirigir Julio Velázquez no tiene ni alma, ni colocación ni ideas y da la sensación de holgazanear al antojo del rival de turno. Honestamente, tengo miedo. Veo que mi club se mete en la dinámica autodestructiva del año pasado y vamos camino de descender otro peldaño más en el escalafón del fútbol español. Velázquez, le reitero, es cierto que hay carencias de calidad en las filas que usted descuida pero ningún equipo de la categoría atesora mejor pelaje que el suyo. Ocurre sin embargo que siempre nos golean en ganas, disposición, tesón, carácter, pillerías y arrojo.

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