Nulidad de ideas y romos en ataques |
Extraña noche la vivida hoy en Heliópolis. Tras regresar al Villamarín con dos victorias logradas a domicilio, la parroquia esperaba muchísimo más. Sin embargo, El RBB no se enteró nunca de lo que iba la cosa y, obviamente, encajó una clara derrota que vuelve a colocar los ánimos en alturas más cercanas al suelo. No es cuestión ni de tremendismo ni de euforia desatada, tal vez sea solo darse un baño de realidad. Pepe Mel apostó de nuevo por colocar a Joaquín de falso nueve y el extremo en esa posición pierde la mayor parte de de su magia. Portillo se colocó junto a Cejudo por delante de la pareja de pivotes, Petros y N´Diaye. Muy pronto se puso el conjunto periquito por delante. La defensa defendió mal una falta ejecutada por la estrella de la noche, Marco Asensio, y Enzo Roco cabeceó picado sin que Adán pudiera hacer nada para evitar el primero de la noche. Caicedo pudo hacer el segundo al cuarto de hora pero la chilena del delantero blanquiazul se perdió por poco. Estupor en la grada. Sería a partir del cuarto de hora cuando los hombres de Mel empezaron a carburar aunque nunca tuvo la suficiente profundidad como para recuperar el terreno perdido. Joaquín regresó a su sitio natural y por ahí llegaron las jugadas de mayor peligro verdiblanco. Castro remató un un centro preciso del portuense pero el balón se marchó por poco a la derecha de Pau López, en lo que fue probablemente la ocasión más clara de la primera mitad. Joaquín ejecutó una falta al filo de la media hora pero entre el palo y Pau lograron desbaratar el peligro. Desventaja mínima al descanso. Los locales comparecieron tarde al choque y carecieron después de empuje y verticalidad para devolver las tablas al marcador.
Tras el descanso saltó al campo Ceballos, reemplazando a Cejudo. El canterano fue ovacionado por el público, tras haber estampado esta semana su renovación como jugador bético hasta junio de 2020. El chaval le puso todo el ímpetu del mundo, como siempre, pero esta vez su incursión en el césped no tuvo el efecto esperado. Los honores esta noche estaban todos destinados para Asensio, la perla madridista que juega en calidad de cedido en el conjunto catalán y que estuvo en la órbita del Betis durante el pasado mercado veraniego. A los cuatro minutos de la reanudación, con el conjunto heliopolitano volcado, Asensio recogió un balón en largo de Víctor Álvarez, corrió la banda, vio a Caicedo solo por el centro, la sirvió de fábula y el ecuatoriano resolvió ante la salida desesperada de Adán. Casi sin superar el nuevo zarpazo españolista, de nuevo Asensio recogió otro balón en la línea de fondo y lo puso con toda la intención a la llegada desde atrás de Víctor Sánchez que, a placer, elevó el tercero al luminoso, para darle la puntilla definitiva al Betis. Los 30.000 espectadores que acudieron al Villamarín esta noche asistimos a la consagración de Asensio como jugador de élite. Sus tres asistencias noquearon al rival y el respetable supo premiarlo cuando Sergio decidió sustituirlo. Mayoría de aplausos para este joven talento por su grandísima exhibición. Quedaba media hora por delante pero todos los intentos fueron infructuosos. Mel colocó a Van Wolfswinkel y Rennella en el césped pero la acumulación de delanteros no posibilitó la reacción en modo alguno. Solo cuando el encuentro languidecía, Rennella atinó a remachar un balón que se había quedado muerto en el área para maquillar el marcador. No es posible centrar las culpas en ningún jugador y esa circunstancia tal vez designe al técnico como máximo responsable de lo ocurrido esta noche. Esperemos que sepa resolverlo, no es de recibo haber cosechado la segunda derrota en Villamarín con solo cuatro encuentros disputados.
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